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Vie. Abr 19th, 2024

Juan Antonio QuiñonesPensaba yo, iluso de mi, que la nueva política venía a desterrar viejas costumbres. La reunión de ayer en el Ministerio de Hacienda de todos los portavoces y la delegada de Fomento con la Dirección General de Fondos Comunitarios está más cerca de una excursión de Pepe Ramírez que de lo que debería ser un reparto de fondos con una baremación técnica de por medio.

El hecho de presentarse en Madrid pone de manifiesto que todos los grupos, incluido el Partido Popular, piensan que la baremación técnica es como los puntos del jurado del Falla, una mera justificación de una decisión previamente adoptada. Es más, este viaje es como si Juan Carlos Aragón intentase meter en la Final a La guayabera tras una charla con el presidente del jurado.

No digo que la reunión no sirva, digo que no debería servir. Se supone que las alegaciones a la baremación del proyecto presentado por el Ayuntamiento de Cádiz deben contener argumentos jurídicos y no buenas intenciones ni exigencias del tipo “hemos venido a por los 15 millones de euros que le pertenecen a Cádiz” que no se diferencian mucho de los argumentos empleados por el Equipo de Gobierno anterior ante cualquier supuesta afrenta que a su juicio tenía que soportar.

El Partido Popular ha dado muestras de estar más cerca del compadreo que de la equidad, tal y como estamos viendo estos días en la Audiencia Nacional, pero aún no he visto a ningún miembro del Equipo de Gobierno, alcalde incluido, defender el proyecto presentado, algo al menos preocupante. El argumento esgrimido para defender la inclusión de Cádiz en el reparto ha sido apelar a las condiciones de la ciudad como el nivel de desempleo, algo que es invariable independientemente del documento presentado, lo que en matemáticas serían las condiciones de contorno del modelo.

Lo único positivo que se puede extraer de esto es la imagen de cooperación entre los distintos grupos políticos, algo así como cuando William Wallace unió a los clanes escoceses contra el invasor inglés. Esperemos que la cosa acabe mejor que entonces. Seguramente esa unidad se rompiera antes de poner un pie en el Ave de vuelta, pero al menos se pudo constatar que la unión para las cuestiones esenciales no es imposible.

Sinceramente creo más fácil aprobarle un examen en revisión a Juan Cantero que sacarle a Montoro 15 millones de euros con este tipo de presiones. La implicación de los políticos en los asuntos capitales no debería demostrarse de esta forma. La nueva política parece estar más cerca de la vieja de lo que algunos les gustaría. Al menos los gestos siguen siendo los mismos.

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