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Vie. Mar 29th, 2024

TRIBUNA LIBRE – La justicia, la discordia y la concordia

José Luis BenEscribo desde un país donde la corrupción es sistémica de una manera que haría palidecer la que padecemos los españoles. Un país donde la violencia es por desgracia cotidiana y de décadas, treinta y seis años de guerra civil, conflicto armado le llaman ellos en un curioso eufemismo, a los que siguieron la violencia del narco y la que surge inexcusablemente de una injusticia y desigualdad lacerantes.

Raro es el día que la prensa no reporta, informa, de asesinatos en cualquier rincón de este hermoso país. Sin embargo la gente sigue sonriendo, amando, trabajando, luchando y viviendo a pesar de todo ese cúmulo de problemas. No sé si nosotros, españolitos de a pie,  seríamos capaces de sobreponernos a tanta desigualdad, injusticia y violencia. Supongo que sí, otros momentos históricos tuvimos en que España nos mostró su rostro más duro y amargo. Se ve que no hay patria sin dolor, sin anverso ácido y lacerante.

Esta reflexión me viene a la mente porque en mi ciudad, mi patria cercana, se va a celebrar un juicio por amenazas de muerte contra representantes públicos elegidos democráticamente por los ciudadanos. Como gaditano, como interesado en la política de mi ciudad y sobre todo como defensor de la convivencia democrática y en libertad quiero opinar. Y voy a ser duro tratando de ser equitativo.

Voy a ser duro con el acusado. A Manuel Alexis González hay que decirle muy alto y muy claro que no se puede amenazar a un miembro electo de una asamblea política de ninguna de las maneras. Ni por activa ni por pasiva, ni por acción ni por omisión, ni con el corazón caliente ni con las vísceras, ni amparándose en supuestos agravios políticos o sociales. Cuando se asiste al debate entre cargos electos, y los concejales son tales, ellos y sólo ellos tienen la palabra y su palabra, sus palabras son todas iguales y legítimas. Nos gustarán más o menos, nos parecerán inteligentes o estúpidas, acertadas o erradas. Además, no viene mal recordarlo, su voto es sagrado, está legitimado por los miles de personas que les votaron, si defraudan con ese voto ya el pueblo mediante elecciones libres les reclamará. O no.

Manuel Alexis González obró mal y fuera de lugar. No tiene justificación posible porque si la hubiere se abriría una peligrosa veda contra el adversario político. Somos muchos los que pensamos que la violencia verbal es la antesala de la violencia física. Incluso cuando el que utiliza esa palabras no tuviese en el fondo la voluntad de ejecutar acto agresivo físico alguno, como sinceramente creo que es el caso. Podríamos decir que a las amenazas las carga el diablo. Por eso Manuel Alexis ha cometido tanto una afrenta como un grave error. Ha violentado el  discurrir de la reunión de los representantes del pueblo y luego, para más inri, ha cometido un error político garrafal que se vuelve no sólo contra él sino contra su grupo político. No conviene confundir la pasión con la desmesura y la libertad política con la falta de respeto. Es más, el respeto está en la base de toda democracia. Respeto a las leyes, respeto a la palabra, respeto al adversario.

Y voy a ser crítico con el Alcalde. Brevemente porque no hay que explicarlo mucho, debió y debe amparar a su concejal agraviado. No es de sus grupo, no es de su gobierno, no es de su simpatía probablemente, pero es de su Corporación. Fue atacado verbalmente en el uso de sus funciones como concejal y merece el amparo de su alcalde. Tome conciencia de que usted es también alcalde de este concejal.

Y voy a ser sincero y crítico con el concejal agraviado o atacado verbalmente.  Es militante de mi propio partido y es además mi secretario general local. Desde el respeto y la lealtad escribo estas palabras que deseo tome como el consejo de un compañero y de un militante que quiere lo mejor para su partido y para su ciudad. Mi solidaridad total y activa ante la desmesura con que fue insultado y amenazado, nada justifica que palabras así se dirijan a un político electo. Nada es nada. Dicho lo cual también me gustaría dirigirle si no consejos, si reflexiones al caso. Lo primero es referir qué mal va la política cuando acude al dictamen de la toga judicial y, además, que nunca soluciones judiciales fueron buenas soluciones para los conflictos políticos, la justicia tiende a dictaminar en términos de blanco o negro, de culpable o inocente. Eso es lo que se le pide y eso trata de hacer. De hecho la misericordia tiende a ser un acto postjudicial y se deja en las manos, polémicas, del poder ejecutivo.  Si mira a la historia reciente y local de nuestro partido, de quienes fueron concejales en su nombre en los últimos años, verá que la práctica del poder derechista en Cádiz incluía la judicialización permanente de la oposición como una estrategia  de anulación de la misma ¿debemos los socialistas caer también esa práctica? Tengo mis dudas. ¿No bastaba la petición de perdón y el arrepentimiento? Me temo que en este camino de señalarnos como mártires crearemos otro mártir en el otro bando. Claro que así todos contentos, cada uno con su mártir y caídos en combate  y a seguir por el camino de la incomprensión y el mutuo desprecio. La actual corporación gaditana tiene varios problemas, pero el que viene al caso es el de su incapacidad para el debate sereno, constructivo y democrático en torno al gobierno de la ciudad y el bienestar de su ciudadanía. Esta sí que es una herencia del pasado que los socialistas, quienes sufrimos en nuestras carnes el alboroto como instrumento político, estamos obligados a contribuir a que desaparezca y con juicios y demandas no caminamos hacia ese objetivo, todo lo contrario azuzamos el antagonismo con quienes deberían vernos y sentirnos próximos. Hagamos nuestra parte del trabajo y si ellos no cumplen que arrastren sus miserias en tal caso. Lo que es seguro es que jamás debemos alinearnos, en las formas y las estrategias, con quienes nos despreciaron durante décadas desde la altanería de su poder omnímodo, la derecha del Partido Popular.

En la vieja Roma el dictador Sila, después de aniquilar a los reformadores sociales, los hermanos Graco, erigió un templo a la diosa Concordia. Un acto de asombroso cinismo moral y político que nos expreso como desde antiguo la política tuvo jugadores fraudulentos y tramposos. Alguien con un enorme sentido común cinceló en las paredes de aquel templo las palabras «Un acto de insensata Discordia crea un templo de Concordia». Tenemos ahora los socialistas una oportunidad de que un acto de insensata discordia, las amenazas y salida de tono de uno de nuestros adversarios, pueda ser convertido en comienzo de concordia política. No se trata de olvidar ni de perdonar a ciegas, de lo que hablamos es de cada uno cumpla con sus responsabilidades. El agresor con disculpas y mejorando su educación cívica, el alcalde dando el amparo que en justicia merece su concejal agraviado y, por último y lo que como socialista más me interesa, el amenazado eligiendo a la Concordia sobre la Discordia. A los tres se lo agradeceríamos los  ciudadanos y ciudadanas de esta sufrida ciudad. De la derecha no espero nada que mejore la convivencia democrática.

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