El 20 de febrero la ONU declaró oficialmente la hambruna en Sudán del Sur. Son cerca de 5 millones de personas las afectadas. Ya hay 100.000 personas que se alimentan a base de raíces y malezas porque no tienen absolutamente nada que comer. ¡Terrible el sufrimiento de estas personas, muchos de ellos, niños!
Francisco prepara, junto con obispos presbiterianos y anglicanos una visita a Sudán del Sur y ha dado la voz de alarma mundial para que se preste la debida ayuda humanitaria este país.
Pero me llama la atención que los grandes medios de comunicación apenas se han hecho eco de esta terrible noticia.
Y no es sólo Sudán del Sur el problema. La ONU ha alertado también que en Yemen más de 17 millones de personas no pueden alimentarse. Y también el mismo problema en Somalia, Nigeria, Kenia y Etiopia.
Las causas? En casi todos estos casos las causas hay que encontrarlas en los conflictos internos- como en Sudán del Sur- o en la sequía. Las consecuencias: el pueblo las sufre en sus carnes con hambre, miseria, desolación, emigraciones forzadas, enfermedades…muerte.
Ante el silencio y la indiferencia de Occidente. Duele mucho este silencio y esta indiferencia.
Sería necesaria una movilización muy fuerte de la ciudadanía a nivel mundial para exigir a los gobiernos la adopción de medidas a corto plazo para evitar esta tragedia humanitaria que afecta a muchos millones de seres humanos. Los medios de comunicación tendrían mucho que hacer para conseguir ese aumento de concienciación a nivel mundial. Pero no lo hacen. Callan.
Debemos sentirnos ciudadanos del Mundo. Como decía Salvochea, «mi patria es el mundo». Lo que acontece en cualquier lugar del Mundo nos debería de afectar.
África, el gran continente olvidado reclama nuestra atención. A corto plazo, son necesarias medidas urgentes para evitar la muerte de millones de seres humanos. A medio y largo plazo, serían necesarias la adopción de medidas económicas y políticas para que estos países dejen de estar en los últimos lugares del desarrollo para que la población pueda vivir con dignidad.
África hoy nos necesita.
Juan Cejudo