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Sáb. Nov 23rd, 2024

Unión para que se respeten los derechos laborales

Carmen Álvarez Marín
Carmen Álvarez Marín

Conseguir una jornada laboral de ocho horas costó vidas. El 1 de mayo celebramos el Día del Trabajo, una jornada muy reivindicativa y pilar fundamental del movimiento obrero durante la Revolución Industrial.

La elección de tal fecha se marcó como propósito recordar y rendir homenaje a un grupo de sindicalistas norteamericanos que fueron condenados por participar en la huelga que comenzó el 1 de mayo de 1886 en la capital del Estado de Illinois. La huelga duró tres días, hasta el 4 de mayo, fecha en la que se produjo la Revuelta de Haymarket. Tres obreros fueron detenidos y cinco llevados a la horca. El motivo de la presencia de organizaciones laborales y sindicales en las calles no era otro que reclamar y exigir una jornada laboral de ocho horas que la patronal no cumplía, a pesar de que la Ley Ingersoll la reconocía.

Pues hoy día, a pesar de toda esta lucha, se siguen pisoteando los derechos de los trabajadores. La precariedad laboral se está cebando con los derechos de los trabajadores/as que, ante la crisis económica que atravesamos, ni siquiera se atreven a reclamar o denunciar estas injusticias.

Jornadas laborales maratonianas, convenios incumplidos y contratos a media jornada cuando en realidad se trabajan jornadas completas e incluso se llega a superar el número legal de horas trabajadas a la semana, la nueva modalidad de empleo que la pandemia ha incentivado, el teletrabajo. Llegamos a un momento en el que se roza en algunos casos la esclavitud.

Las mujeres sin cualificación se llevan la peor parte en este panorama tan desolador. Muchas de ellas dedicadas a trabajos domésticos, sin contratos, sin derechos. Éste es el panorama que nos encontramos en pleno siglo XXI.

Hemos dado muchos pasos atrás. El miedo hace que los trabajadores/as no reclamen los derechos que ha costado siglos, sudor y sangre conseguir. Y éste es el mayor mal que tenemos actualmente: el MIEDO.

El miedo a reivindicar los derechos laborales impide la unión con la que se consigue la fuerza suficiente para conseguir avances en los derechos laborales, mejoras en los convenios y el cumplimiento de los mismos.

Si una cosa ha quedado patente durante la pandemia que estamos atravesando, es que son los obreros/as, los repartidores/as, los transportistas, enfermeros/as, personal de limpieza, de atención a personas dependientes los que son totalmente imprescindibles en la sociedad y los que más fuerza han demostrado tener.

Ya ha pasado un año desde que comenzó la pandemia, un tiempo que nos permite analizar socialmente todo lo que ha ocurrido. Mientras nos quedábamos en casa, con mucho miedo, estos colectivos laborales siguieron cumpliendo con sus jornadas laborales, aun sabiendo que estaban poniendo en riesgo sus vidas y las de sus familiares. En esos momentos ni siquiera se contaba con las medidas adecuadas de protección, pero ellos/as no dudaron en seguir al pie del cañón para que el sistema de abastecimiento de la población no se paralizase.

Esa fuerza es la que hoy necesitamos en el terreno sindical y laboral. Esa es la fuerza con la que se consigue avanzar. La que deja a un lado el miedo, la que une a los trabajadores/as en un objetivo común. La que hace que no se pisoteen los derechos de mi compañero/a.

Aún queda mucho por hacer. Es más, queda mucho más que hace unos años. Hemos perdido mucha conciencia de lucha y algunos empresarios han aprovechado esa coyuntura.

A las y los trabajadores se nos hace imprescindible que nuestros representantes políticos acaben de una vez por todas con esa reforma laboral que tanto daño ha hecho y está haciendo a la clase trabajadora de este país. Una primera reforma por parte del gobierno socialista de Zapatero 2010 y otra por parte de la derecha de Rajoy en 2012. Esperamos como agua de mayo esta derogación con la pequeña fuerza que tenemos en el gobierno de la nación con Unidas Podemos. Que Unidas Podemos esté en el Gobierno de la Nación es una garantía para que se lleven a cabo políticas más valientes en defensa de la clase trabajadora.

Tenemos un largo camino por delante, tenemos que perder miedo para poder avanzar. Tenemos que conseguir unirnos hacía un mismo objetivo que no es más que el que se respeten los derechos laborales que ha costado tanto sudor y sangre conquistar.

Carmen Álvarez Marín
Portavoz de IU Sanlúcar y Diputada provincial de IU

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