Más que le pese al cuestionado líder socialista de Aragón, Javier Lamban, quien recientemente ha calificado a Susana Díaz como “una trianera tocada por los dioses del socialismo y de la política”, Susana Díaz ni vale, ni nos vale.
La imagen de la andaluza ha caído en picado desde que lideró la corriente dimisionaria que provocó el peor Comité Federal que se recuerda en el PSOE. Su descomunal ambición política ligada a su estrecha relación con la élite empresarial y financiera de este país no solo la ha invalidado como referente de izquierdas sino que ha provocado la mayor crisis del PSOE desde Suresnes.
Su discurso favorable a la abstención socialista al partido cuyos recortes ha empobrecido a toda la clase media ha puesto a Susana Díaz en jaque. Su liderazgo está tocado y se nota. Tanto es así que en Andalucía andan tan nerviosos, que han encomendado a su segundo chusquero al mando la misión de hacer números provincia a provincia. El problema: ¡No le salen los números! Si le salieran ¿No cree usted que ya habrían convocado un Congreso?
Susana está perdiendo y lo sabe. Por eso, anda intentando retrasar lo máximo posible el Congreso socialista con intención de descafeinar y apaciguar a unas bases que quieren ser escuchadas y que no van a parar hasta que se les escuche. Plataforma a Plataforma, Municipio a Municipio, desde Xirivella a El Entrego las bases se organizan para pedir Primarias y Congreso, y además en ese orden.
Pero más allá de lo interno, ¿De verdad alguien (del que su salario no dependa de Susana Díaz) puede defender que ella pueda recuperar el PSOE? En Andalucía convocatoria electoral tras convocatoria electoral, el PSOE ha ido perdiendo votos paulatinamente. Da igual las elecciones en la que nos fijemos, si Autonómicas, Generales, o Europeas, el PSOE de Andalucía sigue perdiendo votos en su sangría particular. La pregunta que muchos nos hacemos, y que tal vez se tengan que preguntar aquellos que pretenden apoyarla no es otra que, si en Andalucía no ha conseguido mejorar ningún resultado electoral ¿Qué hace pensar que lo pueda conseguir en el resto de España? O más concretamente ¿Si en el fuero más importante del PSOE, Susana Díaz no ha conseguido ni un voto más, de verdad lo hará en Cataluña, País Vasco, Valencia, Madrid o Galicia?
Es por ello que Susana Díaz ni vale, ni nos vale. Y no nos vale porque representa justo lo contrario a lo que anda expresando el electorado de izquierdas desde el 15M. Una lideresa hecha a la imagen y semejanza de las élites al más estilo Hillary Clinton. Una persona que pretende llevar al partido de izquierdas más importante de la historia democrática de España a un limbo ideológico más cercano a las tesis socialdemócratas alemanas y griegas que a la socialdemocracia que defienden los socialistas portugueses o los laboristas británicos.
Ser el centro que mira a la izquierda, o la izquierda que atrae al centro. Ese es el debate. Al PSOE no le vale ya los liderazgos personalistas y regionalistas, ni tampoco un proyecto que pierda votos como el que ha demostrado tener Susana Díaz para el PSOE de Andalucía. El PSOE necesita de sus bases y mientras que se les impida pronunciarse con su voto, el PSOE no será la oposición que espera nuestros votantes ni el referente de la izquierda posible.
Cada día que pasa sin convocarse el Congreso socialista, Rajoy aplaude. Sigan esperando señores de la Gestora, sigan jugando con fuego, sigan.