Se ha triplicado el número de hogares unipersonales en las tres últimas décadas, ocupados principalmente por personas jubiladas, según un nuevo informe publicado por el CENTRA
En Andalucía 318.500 personas mayores de 65 años viven solas, representan el colectivo mayoritario (22,36%) de hogares unipersonales, cada vez más frecuentes en las sociedades occidentales. Entre 1991 y 2019, el número de hogares habitados por una sola persona ha llegado a triplicarse en España, pasando de 1,6 a 4,8 millones. En Andalucía este incremento ha sido incluso superior, pasando de 232.317 a 767.000.
La Fundación Centro de Estudios Andaluces (CENTRA) publica un nuevo informe en la Colección Actualidad que analiza este fenómeno en Andalucía y en el conjunto del país en las tres últimas décadas, centrando la atención en el segmento de población que mayor protagonismo ha adquirido, las personas de 65 o más años.
Derivado del proyecto de investigación concedido en la última convocatoria pública de Proyectos de Investigación ‘Personas mayores en soledad. Problemas cotidianos y mejora de su calidad de vida’, este trabajo está dirigido por los profesores de la Universidad de Granada Juan López Doblas y María del Pilar Díaz Conde.
A partir de datos de los censos de población de 1991, 2001 y 2011, y de la Encuesta Continua de Hogares de 2019 (INE), el estudio se adentra en sus formas de convivencia, que han ido transformándose de modo paulatino, siguiendo una tendencia muy definida: la convivencia intergeneracional, común en el pasado, ha cedido terreno a la independencia residencial. De ahí que cada vez sea más frecuente ver a personas mayores en una situación familiar de «nido vacío», es decir, compartiendo la vivienda exclusivamente con la pareja, una vez que los hijos o hijas se emancipan, o bien viviendo solas tras enviudar. Lo extraño ha pasado a ser que abandonen su propio domicilio para instalarse con sus descendientes.
Dado que la viudez afecta más a las mujeres, la proporción de ellas en hogares unipersonales es mucho más elevada que la de varones. En Andalucía, es del 29,73% frente al 13,03%. Sin embargo, con independencia del sexo, en lo que va transcurrido de siglo XXI la propensión a vivir en solitario está aumentando, especialmente, entre quienes son octogenarias o de edad superior. El 45,38% de las mujeres entre 80 y 84 años viven solas en nuestra comunidad, así como el 42,8% de las que sobrepasan los 85 años. En tres décadas se ha triplicado el número de personas mayores de 80 años que viven en soledad.
Esta alza no se registra únicamente entre las personas viudas sino, con tanta o más fuerza, entre aquellas otras que se encuentran solteras o bien separadas o divorciadas. Según revela la Encuesta de Continua de Hogares de 2019, existen casi 63.000 personas mayores de 65 años separadas o divorciadas: tres de cada cinco habitan en un hogar unipersonal, el 60,51%. De otro lado, hay algo más de 400.000 que son viudas, el 55,72% de las cuales ocupa uno de ellos. Por último, unas 83.000 están solteras, el 54,56% en hogares unipersonales.
El estudio aborda la composición interna y dinámicas del colectivo de personas mayores de 65 años que viven solas en Andalucía, estableciendo comparaciones con el resto de comunidades autónomas y el conjunto de España, y constata cómo en todos los lugares se repiten, con más o menos intensidad, las mismas tendencias: predominan las mujeres que viven en soledad, pero los varones adquieren una importancia creciente; las personas de 85 o más años ganan peso relativo frente a las recién jubiladas; y, aunque los casos de viudedad sigan representando una clara mayoría, se está produciendo una expansión importante de los casos de separación o divorcio.