La chirigota de Felipe Marín y el Noly ‘Al borde del precipicio… los rancios‘ ha supuesto aire fresco para un concurso demasiado encorsetado. No es cuestión solo de juventud, sino de cantar lo que se quiera sin pensar en la consecuencias.
En la presentación siguen repartiendo estopa con mucho arte a compañeros de otras agrupaciones como la chirigota del Sheriff, el coro de Luis Rivero y la comparsa de Subiela. En el primer pasodoble reivindican el 3×4 porque no está muerto aunque algunos cada año quieran enterrarlo porque está pasado de moda. El segundo a aquellos gaditanos que piden una Semana Santa más sevillana, renagando de lo de aquí.
El primer cuplé no es conveniente reproducirlo aquí y en el segundo desafían al jurado con el cencerro de los Molina. Durante todo el cuplé hacen sonar lo que parece un rallador de plástico con algo dentro a modo de badajo.
Sería conveniente que una chirigota como esta pasara a semifinales. No es una cuestión de calidad, que le sobra, se trata de aportar frescura al concurso.