Cáritas Diocesana de Asidonia Jerez ha presentado este jueves su balance de actividad durante 2022, en el que ha acompañado a 20.044 personas en la provincia de Cádiz, de las que 8.357 pertenecen al término municipal de Jerez, en un contexto social marcado por «las difíciles consecuencias de la crisis por el Covid-19, la guerra de Ucrania y el incremento desmedido de los precios».
El perfil mayoritario de las personas acompañadas se mantiene respecto a años anteriores y vuelve a ser el de una mujer, en un 70% de los casos, de nacionalidad española (81%), de entre 45 a 64 años (42%) y que forma parte de un hogar formado por una pareja con hijos (40%), según ha indicado Cáritas en una nota.
En relación a las principales respuestas que ofreció la entidad, la acogida, escucha y acompañamiento se otorgó al 100% de las personas que llamaron a la puerta de Cáritas y a sus 76 Cáritas parroquiales, seguida de las necesidades básicas (82%), el empleo y la formación (33%), los gastos asociados a la vivienda y el pago de suministros (15%) y la salud (11%).
En cuanto a los datos económicos, Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez invirtió en 2022 un total de 3.557.807 euros en el desarrollo de su acción. Del total, el 55% se destinó a acogida y asistencia de necesidades básicas –alimentación, gastos asociados a la vivienda, suministros, salud–, seguido por el 13% dirigido a la puesta en marcha de acciones para el empleo y la formación.
Sobre la financiación recibida, Cáritas ha indicado que el 28% procede de aportaciones de socios y donantes, superando el millón de euros, y el 14% de las colectas, que se han incrementado por la emergencia de Ucrania. También, han aumentado las subvenciones públicas y privadas por las ayudas extraordinarias recibidas en el marco de la pandemia producida por la Covid-19.
El director de Cáritas Diocesana, Juan Pérez, ha puesto de relieve que el empleo «ya no es un mecanismo inclusivo suficiente», ya que «no todas las personas tienen acceso e incluso cuando se logra un empleo, la calidad del mismo es incompatible con la calidad de vida».
Así ha explicado que en Cáritas han recibido a personas «que no tiene nada, pero también a muchas personas que tienen empleo y recursos económicos insuficientes», por lo que la entidad se ha «reinventado y esforzado en conseguir recursos».
Sobre la vivienda, Pérez ha advertido que «se ha convertido en un pozo sin fondo para los ingresos de las familias» y por eso ha apelado a la subida del Ingreso Mínimo Vital y también «a la necesidad de moderar el precio y encontrar mecanismos para garantizar el acceso y mantenimiento de una vivienda digna». «A pesar de que la vivienda es un derecho constitucional, no se está cumpliendo», ha lamentado.
Siguiendo con el balance anual, durante 2022 Cáritas puso en marcha acciones para lograr la inserción laboral de personas en exclusión y desde su programa de Empleo se acompañó a 481 personas en orientación laboral, a 143 desde intermediación y 155 personas participaron en 11 acciones formativas y 106 formaciones en el puesto de trabajo.
Con esta inversión en el ámbito del empleo se logró la inserción laboral con contrato de trabajo del 17% de las personas acompañadas por Cáritas.
Además, contó con la colaboración de 662 personas voluntarias, lo que supone un incremento del 15% respecto al año pasado, así como de 1.064 socios y donantes particulares y 136 empresas y entidades colaboradoras.
En el ámbito del reciclaje textil, se recogieron 330 toneladas de ropa de 83 puntos de recogida en la Diócesis y se comercializaron 28.000 prendas con una segunda vida. La acción de la empresa se tradujo también en 22 contratos de inserción a personas que están siendo acompañadas por Cáritas Diocesana.