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Vie. Nov 22nd, 2024

Asanec sitúa a la enfermera familiar como pieza clave frente a la violencia de género por su mayor contacto con la población

Las enfermeras de atención familiar y comunitaria son las profesionales sanitarias que tienen mayor cercanía y accesibilidad, por lo que disponen de “una oportunidad única” para detectar y prevenir la violencia de género

La Asociación Andaluza de Enfermería Familiar y Comunitaria (Asanec) ha destacado este viernes “la labor de las enfermeras de atención primaria en la prevención y lucha contra la violencia de género”. Con motivo del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Asanec ha defendido que “la prevención de la violencia de género es un problema de Salud Pública y una responsabilidad de toda la sociedad, en donde las enfermeras de atención familiar y comunitaria desempeñan un papel fundamental”. 

“Las enfermeras especialistas de atención familiar y comunitaria son las profesionales sanitarias que tienen un mayor contacto con la población, cercanía y accesibilidad, por lo que disponen de una oportunidad única para detectar y prevenir la violencia de género”, han dicho la responsable de Salud, Género y Marginalidad de la Asociación Andaluza de Enfermería Familiar y Comunitaria, Eloísa Calduch, quien actualmente desempeña su labor profesional en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz tras pasar por el Distrito Bahía de Cádiz-La Janda.

Según la orden SAS/1729/2010 de 17 de junio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria, estas enfermeras especialistas están capacitadas para identificar y actuar frente a situaciones de riesgo, especialmente ante la violencia de género, realizando labores de prevención, “pero también detectando signos y síntomas cuando la misma ya se ha establecido”.

Una de las funciones principales de la enfermera especialista familiar y comunitaria en su actuación contra la violencia de género, es “determinar tanto el tipo de violencia recibida y la fase de ciclo en la que se encuentra”, como la fase de cambio según el modelo de Prochaska y Diclemente, “estableciendo así si la mujer reconoce o no estar sufriendo malos tratos y si está en situación objetiva de riesgo o, incluso, en situación de peligro extremo”.

Calduch ha indicado, además, que, “dentro de las labores de prevención de violencia de género realizada por las enfermeras de primaria destaca como pilar fundamental la educación para la salud en la comunidad”. 

Esta función se lleva a cabo realizando talleres y sesiones informativas a jóvenes y asociaciones sobre prevención e identificación de la violencia, así como por medio de la gestión de programas familiares y comunitarios de prevención, detección de crisis y de violencia intrafamiliar. 

Asimismo, “las enfermeras de familia en su día a día, contribuyen identificando las etapas de desarrollo de la familia, capacitando y apoyando a sus miembros en momentos de crisis o situaciones problemáticas y desarrollando, observando y promocionando el rol de la familia como promotora de la salud”, ha puntualizado la responsable de Salud, Género y Marginalidad de Asanec.

De esta forma y a la hora de identificar situaciones de violencia, la enfermera especialista en atención familiar y comunitaria utiliza como principal herramienta la valoración integral de la usuaria o paciente, “activando siempre los recursos de los que la enfermera dispone para la protección de la identidad de la víctima”. 

Entre los instrumentos utilizados para la detección y valoración de una víctima, la enfermera de familia lleva a cabo distintos cuestionarios y escalas validados, basados en una entrevista biopsicosocial que recoge la narración del proceso vital de la mujer; su estructura familiar, haciendo especial énfasis en posibles terceros involucrados en la violencia como son los hijos o las personas dependientes a su cargo, que también recibirán apoyo y asistencia.

Además, detectan si la mujer se encuentra en situaciones especialmente vulnerables, como son las de las víctimas de mutilación genital femenina, víctimas de trata con fines de explotación sexual, o las víctimas con discapacidad y/o diversidad funcional, entre otras.

Según esta valoración, la actuación de la enfermera familiar y comunitaria, “que siempre es inmediata”, está encaminada a la realización de un parte de lesiones por violencia de género, la derivación a los Equipos de Atención a la Mujer pertenecientes a la respectiva provincia andaluza en la que se encuentre o a la actuación urgente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según se establece en el Protocolo Andaluz para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género.

La experta ha subrayado que Asanec, como sociedad científica referente para la población y las enfermeras de Atención Familiar y Comunitaria, contribuye a concienciar a los profesionales sanitarios y a la sociedad en general sobre la importancia de prevenir y actuar ante la violencia de género. 

“Desde la cercanía a nuestras pacientes y sus familias, instamos a toda víctima de violencia física, psicológica, sexual o económica, a dar el paso y abrirse a su enfermera de familia”, ha insistido Calduch quién ha concluido diciendo que “las enfermeras saben ayudar” y, por ello, las víctimas de violencia de género deben de contar con ellas.

Asanec es la Asociación Andaluza de Enfermería Comunitaria formada por enfermeras y enfermeros de toda la geografía andaluza que, sin ánimo de lucro, trabajan por y para el desarrollo de la profesión.

Asanec, como sociedad científica, persigue la mejora de la calidad asistencial en el ámbito comunitario desde la defensa de la sanidad pública, influyendo y dialogando con las Administraciones. Entre sus fines se encuentra brindar formación e investigación en la práctica de la enfermería para ofrecer cuidados de calidad a la comunidad, así como colaborar con otras sociedades científicas y asociaciones para el mejor desarrollo de la profesión.

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