Ya falta muy poco para la Mini Transat 2017, a decir de muchos “la antesala de las grandes regatas de vela oceánica” pero sobre todo un sueño por cumplir para el joven sevillano Pablo Torres Barragán. Estos días, Pablo viaja con su barco, el Bicho II, hacia la localidad gala de Douarnenez donde este 8 de junio comienza el Trofeo Marie Agnes Peron, última regata clasificatoria para la gran cita, que esconde 220 millas de navegación en solitario.
Después de este trofeo, vendrá la Mini Fastnet, 600 millas a Dos, que el sevillano completará junto a Manuel Murube, capitán de la Nao Victoria y del Galeón Andalucía, “todo un lujo poder navegar de nuevo con él”. No en vano con él y también con otro de los héroes de Torres, Jose Luis Ugarte, comenzó todo allá por el 2004 durante la vuelta al mundo a bordo de la Nao.
La pasión por el mar ya la sentía pero entonces se convertiría también en un modo de entender la vida. Pocos eligen construir un barco en el que afrontar mares complicados como proyecto de fin de carrera pero él lo hizo y le dio forma y vida a su barco al que puso Bicho, “en honor a Ugarte, a quien le llamábamos un poco el bicho”.
A Pablo no le va lo fácil, nadie le ha regalado nada de lo que ha conseguido hasta ahora que es mucho, quizás más de lo que él mismo esperaba a pesar de que aquel primer Bicho tuviera el peor final imaginable. Ahora los días pasan muy rápido pero hasta llegar aquí, el sevillano ha tenido que superar muchos inconvenientes y su propio desaliento y lo ha hecho con nota.
Tras perder su barco, Pablo se afanó en conseguir dinero para seguir adelante con su sueño, y lo consiguió a base de mucho trabajo y renuncias personales pero ahí está, después de meses de puesta a punto a punto, de nuevo viaja con su barco en el remolque a la última parada antes de afrontar su gran sueño. “Este fin de semana me van a poner el barco boca abajo con las mediciones y voy a asegurarme de que no habrá el más mínimo fallo que pueda suponerme un problema”.
Pablo Torres era distinguido este año por la Federación Andaluza de Vela por su proyecto de vela oceánica pero sobre todo por lo que hace de él un ejemplo de buen deportista. En su aventura, el sevillano luce la bandera del CN Puerto Sherry donde tiene su base, y el apoyo de Black Bull, Clínica Dental Acedo y Martín, Uca y Náutico de Valencia, “y de mi familia, sin ellos, sería imposible”.
“La cosa promete, ya falta muy poco para el cruce en la Mini Transat, el 1 de octubre, mientras tanto seguimos dándole caña a bicho 2”.