Comparsa de Cádiz con letra de Miguel Ángel García Argüez, música de José Manuel Aranda Perales y Manuel Sánchez Alba y dirección de Ángel Subiela Gómez.
Igual que Picasso revoluciona la pintura volviendo a lo primitivo con un nuevo lenguaje, esta comparsa recurre a la esencia para desde una perspectiva actual dar un nuevo aire a la modalidad. Han perdido la sencillez de ‘Los 12’ pero a pasos cortos, por lo que no queda pretencioso y mucho menos con un equipo creativo con tantas tablas. Todos, menos su letrista, encargado de aportar la frescura con el riesgo que esto conlleva.
Primera letra como hemos dicho arriesgada, pero sin trampas. Empieza y termina hablando de un asunto tan personal, como los sentimientos sobre una antigua relación. Innovadora en el sentido de que no se ve obligada a aportar verdades absolutas, algo en lo que quizás cae este autor con demasiada frecuencia. La música de Noly no necesita explicaciones, más inspirado gracias a este proyecto y no el que a veces se nos presenta; más saliendo del paso que otra cosa, aunque siempre con maestría.
El segundo pasodoble pone de un plumazo, nunca mejor dicho, a esta comparsa en todo lo alto con una literaria descripción social para reivindicar una ley de dependencia justa.
Da la sensación y algunas fuentes lo confirman, que los cuplés no son del mismo autor ya que a menos que tenga doble personalidad, no muestran la misma estética, dejando en pases anteriores en entredicho los argumentos de más de un pasodoble. Aún así, muy buenos para comparsa y rematado con uno de los mejores estribillos del concurso.
Se agradece un popurrí que habla de lo que se va. Estética muy carnavalesca y de Cádiz porque podría ser de Uruguay, Brasil u Oviedo. Parece hecho de principio a final y no un collage.
El grupo, auténtico. Comparsa de las de siempre pero sin complejos a la hora de creerse la música y la letra; tablas y calidad no les falta. Pelean desde hoy más que nunca por el primer premio y lo mejor es que todo lo que nos traen es gratis.