Albert Rivera se ha metido en un fangal. Podríamos pensar que se ha visto arrastrado por la habilidad de Mariano Rajoy como estratega, pero estaríamos faltando a la verdad. Rivera, cual Quijote vestido de Armani, pensaba que él a la cabeza de sus 32 diputados se iba a plantar en Génova e iba a poner orden, hacer una lista de damnificados en pro de la patria y a investir al presidente en funciones que vamos tarde.
Yo no puedo creerme que una persona que ha sido capaz de crear un partido de la nada y convertirlo en una opción política nacional tenga tan poca visión estratégica. Su error ha estado en acudir a una negociación con la palabra «investidura» escrita en la frente. Rivera sabe que la única opción de sobrevivir como nueva alternativa de la derecha pasa por conseguir evitar las terceras elecciones. También sabe que lo único que los diferencia de los populares es que su partido está limpio de corrupción, al menos de casos graves, lo que no es ningún mérito pues hasta ahora no ha tenido la oportunidad de manejar un presupuesto mayor que el de una rifa. Y por último sabe que la única forma de presionar al PSOE para que se abstenga pasa por que su partido le de un «sí» a Rajoy en la investidura. Esto es como si Rivera se presenta en el Mundial de Póquer enseñando las cartas a sus rivales; va a salir desplumado.
El PSOE en esta segunda oportunidad lo está haciendo francamente bien. Por fin ha aprendido a salirse de debajo de los focos. La última noticia que se tiene de los de Ferraz es que se plantearán la abstención en todo caso allá por el mes de octubre, poco antes de la convocatoria de nuevas elecciones.
Así que hasta entonces ya puede Albert Rivera hacer los equilibrios que quiera para entretener al personal, redefinir el concepto de corrupción o escribir un tratado sobre el sexo de los ángeles. Ciudadanos solo tiene dos opciones: o se levanta de la mesa puesto que el PP en ningún momento se ha planteado cambios profundos en su partido o da por buena la podredumbre de los populares.
Si Ciudadanos rompe las negociaciones el PSOE se va sentir liberado de la presión de abstenerse en la investidura y si acepta pulpo como animal de compañía los socialistas podrán exigir a Rajoy la luna para al final votar en contra puesto que Ciudadanos estará muerto en vida. Nos vemos en las terceras el 18 de diciembre.