Reconozco que ni me gusta Halloween ni tampoco los Tosantos. Pero reconozco que este año habría que darle la «Calabaza de Oro», caso de que existiese el galardón, al obispo Zornoza por su aportación a propagar la fiesta anglosajona. Flaco favor le hace la Diócesis a la tradición local cuando han preferido cristianizar lo foráneo antes que fomentar lo propio. La Iglesia no se casa con nadie, nunca mejor dicho, y siempre se han caracterizado por oler el dinero por encima del incienso.
De todas formas le auguro poco éxito en su propuesta de vestir a los niños de santos, al menos hasta que Netflix se decida a hacer series para público adolescente sobre santos y santas interpretados por jóvenes de buen ver. Podríamos hacer un concurso para valorar quién está más lejos de de la realidad, la prelatura o el Comité Federal del PSOE. Quizás hasta compartan los mismos asesores.
Y hablando del PSOE, este año como novedad los diputados socialistas, al menos la mayoría de ellos, han decidido obrar el milagro de revivir a un «muerto viviente» para regalarle la Presidencia del Gobierno, no se puede tener más arte ni ser más oportunos. Nos espera una nueva época de terror económico que no sabemos cuanto durará, aunque auguran que no mucho. Lo que me atrevo a vaticinar es que sean cuando sean las próximas elecciones generales el PSOE no llegará a los 85 diputados que tiene en la actualidad, con lo que mal negocio hacen.
El sábado veremos cómo acaba la cosa. Con Rajoy resucitando de entre los muertos, Antonio Hernando convertido en Mister Hyde después de haber interpretado durante meses al Doctor Jekyll, Pablo Iglesias intentando parecerse a Van Helsing y Rivera convertido en el hombre invisible. Un Halloween victoriano como prólogo a una legislatura de terror. Que Zornoza nos pille confesados.