El revanchismo es un término que procede, como bien sabemos, de revancha, es decir, la actitud o el espíritu de venganza o desquite que se genera por una ofensa. En este artículo estudiamos nos acercamos al origen y desarrollo del revanchismo en la edad contemporánea, aunque haya sido una fuerza existente desde el comienzo de la historia.
En la historia contemporánea el revanchismo empezó a plantearse en 1870-71 en un contexto determinado: la derrota francesa de Sedán frente a la Prusia de Bismarck, en el último escalón del proceso unificador alemán, con la consiguiente pérdida de Alsacia-Lorena. Eso no quiere decir que no podamos rastrear el revanchismo en el pasado en muchos conflictos en la Edad Media o en la Edad Moderna, pero, ciertamente, la derrota francesa incorporó este fenómeno al debate político. El revanchismo impregnó la vida política de la Tercera República francesa tanto en su interior, al ser empleada como arma arrojadiza en la confrontación política, como en su política exterior. Francia tenía que recuperarse de la humillación padecida por el nuevo Imperio alemán y desquitarse. El principal objetivo sería recuperar los territorios perdidos.
El revanchismo puede asociarse, en cierta medida, con el irredentismo, es decir, con la reivindicación de territorios ocupados por otros Estados, y que se consideran como propios, siendo el caso más notorio el de Italia y sus reivindicaciones de territorios del Imperio austro-húngaro.
El revanchismo se asocia, pues, con el nacionalismo triunfante desde la segunda mitad del siglo XIX, y tiene ciertas connotaciones reaccionarias, como con el chauvinismo. El culmen del revanchismo llegaría con el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Las leoninas condiciones impuestas a Alemania en Versalles, especialmente las derivadas de las reparaciones de guerra, además de la pérdida de territorios y las restricciones militares, generaron un intenso sentimiento revanchista en amplias capas sociales alemanas. Este sentimiento de humillación fue aprovechado por el nazismo para la elaboración de su discurso político y exhaustivamente empleado en su propaganda con excelentes réditos electorales. El revanchismo estuvo muy arraigado también en Italia, en este mismo contexto histórico, al no ver satisfechas sus reivindicaciones territoriales, a pesar de encontrarse en el bando de los vencedorres. El irredentismo se acentuó. Así se explica la aventura del Fiume y una parte sustancial del discurso fascista de Mussolini.
El revanchismo no desapareció de la vida política después de la Segunda Guerra Mundial. Se pueden rastrear algunos ejemplos. Nos detendremos en los casos norteamericano y español. En Estados Unidos se detectan dos fenómenos particulares asociados al concepto de revanchismo, uno en relación con sus vecinos del sur y otro en clave interna. Por un lado, determinados sectores radicales, ante la llegada de inmigrantes latinos, han pregonado la idea de que México pretendería reconquistar los territorios, especialmente Texas, perdidos en 1848. La otra forma de revanchismo se puede relacionar con el conocido fenómeno de la gentrificación, un proceso por el que las clases económicamente poderosas norteamericanas reaccionan ante los grupos humildes y desclasados en las ciudades expulsándoles de sus barrios degradados, a través de los mecanismos del mercado. El fin sería convertir esos barrios en áreas renovadas de moda para ser habitadas por esos sectores sociales acaudalados.