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Jerez y Costa Noroeste

COAG califica de “desastre” la ausencia de la campaña de remolacha 2026 en la fábrica de Jerez

La organización agraria alerta del impacto económico y social en Cádiz y Sevilla tras la decisión de Azucarera de trasladar la producción fuera de Andalucía

La organización agraria COAG Andalucía ha calificado como “un auténtico desastre” la decisión de Azucarera de no acoger en 2026 la campaña de remolacha en su fábrica de Jerez de la Frontera, una medida que afecta a las comarcas productoras de Cádiz y Sevilla, donde este cultivo ha sido históricamente un motor económico y social.

Diego Bellido, responsable de remolacha de COAG Andalucía, advirtió que “si cierra la fábrica de Jerez, desaparece el cultivo”, que “está vinculado a nuestro territorio”, y que será sustituido por importaciones de remolacha traídas desde otros países, dejando a los productores locales asfixiados por el aumento de costes y la falta de rentabilidad.

La organización subraya que la pasada campaña apenas se sembraron 6.000 hectáreas en Andalucía, con 3.600 en Cádiz y 2.200 en Sevilla, cifras muy inferiores a las 9.000 o 10.000 hectáreas de años anteriores. La caída de precios, las condiciones climáticas adversas y las plagas de chinches provocaron que los rendimientos fueran muy bajos, con 50-60 toneladas por hectárea en parcelas de riego frente a las más de 100 alcanzadas en campañas anteriores.

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COAG recuerda que la remolacha, junto con el algodón, impulsó el despegue económico de muchas localidades andaluzas. Sin embargo, ahora se encuentra como un cultivo residual, sin relevo generacional y con escasa planificación industrial. Bellido advierte que la pérdida de la fábrica compromete la sostenibilidad del sector, dejando la producción en manos de importaciones.

Además, los agricultores han dedicado años a formación sobre técnicas de cultivo, sanidad vegetal y eficiencia productiva, esfuerzos que ahora “quedan sin sentido” ante el cierre de la planta jerezana. La organización reclama la implicación urgente de las administraciones para proteger un cultivo histórico, mantener las ayudas agroambientales y evitar la desestructuración del sector, considerada comparable a la reconversión de 2005.

El impacto del cierre no se limita al ámbito económico: COAG alerta sobre las consecuencias sociales y territoriales, destacando que la remolacha ha sido un pilar para el empleo y la cohesión rural en las comarcas productoras. La organización insta a garantizar la sostenibilidad del cultivo y la viabilidad de los agricultores, evitando la pérdida de un cultivo estratégico para Andalucía.

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