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Vie. Nov 22nd, 2024

Juan Bouza…Y en la fecha que estamos, aún sin gobierno. Desde el 20 de diciembre un conjunto de personas están de manera interina haciendo como que gobiernan, otros haciendo como si fueran a gobernar, y muchos –la ciudadanía- perplejos ante el cúmulo de despropósitos en el que van incurriendo día tras día. Nadie –aunque eso yo no lo tengo muy claro- quiere nuevas elecciones, más que nada por el espantoso ridículo internacional que supondría, la realidad es que esta situación, más allá de la incapacidad de los supuestos líderes políticos que tenemos, tiene también que ver con las estrategias o estratagemas que van aplicando al circo montado.

En esto de las estrategias, siento decirlo, que el que parece más listo, o por lo menos el que ha utilizado la estrategia de un modo más eficaz, es Mariano Rajoy (que nunca más me digan que el tal dirigente es tonto, que no se entera y cosas por el estilo), va consiguiendo con pocos aspavientos, y sin aparatosidad alguna, sus objetivos. Veamos: Creo que claramente después del 20D hubo dos partidos con el objetivo de nuevas elecciones, PP y Podemos. Cada uno desde una lógica distinta, por un lado desde la opción de la derecha tenían claro que el recurso al voto útil iba a proporcionarle un cierto aluvión de votos de Ciudadanos, sobretodo una vez que los de Albert Rivera firman su acuerdo con Pedro Sánchez. Según todos los “indicios”, el votante primigenio de Ciudadanos es el votante del PP con desencanto hacia esta formación debido sobretodo a las continuadas noticias de corrupción. Por consiguiente es un voto fundamentalmente de derecha, o por lo menos de eso que con maldad se suele decir “derecha civilizada”. En el momento que éstos pactan con el PSOE y encima no consiguen gobernar, el voto vuelve a casa como el turrón por Navidad.

Por otra parte en Podemos y circunstancias (o confluencias como prefieran), a base de estadísticas perfectamente estudiadas para fomentar su ánimo, tuvieron claro que la ola era imparable y que unas nuevas elecciones les iban a dar, no solo el millón de votos de Izquierda Unida, sino también otro milloncejo proveniente del socialismo desencantado, y además porque así, en sus estudios de ciencia política y todo eso, estaba mas que estudiado. El desgaste de Pedro Sánchez –desgaste que se va produciendo desde el mismo día que fue elegido Secretario General de la cofradía socialista-, la dudas de barones, baronesas, marqueses y marquesas, así como una militancia desmovilizada y con poco nervio, era más que suficiente para que se produjese el adelantamiento, e incluso en las filas moradas llegaron a pensar que ganarían al propio PP.

Llegados a este momento el caso es que la izquierda no tiene números para formar gobierno, y de eso se ha encargado la habilidad estratégica de Rajoy que mientras Podemos y PSOE se enzarzaban en dimes y diretes, jugando a finos negociadores, a hábiles estrategas, con el convencimiento de que, por un lado Iglesias, creyéndose poseedor de las claves para obtener el apoyo de los nacionalistas y por otro lado, Sánchez, maniatado por el Comité Federal para ni siquiera, no ya negociar con los que van a romper España, sino ni permiso para un “hola que tal”. Y entre estas que Rajoy, vete tu a saber con que argumentos, tenía, como casi siempre, un as en la manga, el apoyo de gran parte de los electos nacionalistas, y de esta manera quedarse con la Presidencia y la mayoría de la mesa del Congreso.

Dejo para el final lo de Ciudadanos. Es que me puede. “con Rajoy ni muerto” “no queremos sillones” “con los independentistas ni hablar”, pues al final con Rajoy hasta la muerte, los sillones son confortables y el vicepresidente en la mesa lo ha sido gracias a los “malvados independentistas”. Ah, y dejo para el final lo de ayer del Señor Rivera: Voy a decirle al Rey que convenza a Sánchez de que se abstenga. En fin, hay un máxima que en política debería ser la primera frase del primer capítulo del libro de la Política: Cuando no tengas nada que decir, mejor no decir nada aunque parezcas idiota, porque de lo contrario no lo parecerás, confirmarás esa hipótesis.

Realmente, no estamos sobrados de líderes políticos, ni de discurso o relato que consiga emocionar o ilusionar mínimamente. Mucha impostura y poca capacidad. Habría que estar de acuerdo con eso que decía Einstein: solo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana.

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