Este viernes 26 de mayo, a las 21:00 horas, Dani Martín ofrecerá un concierto en el Gran Teatro Falla. El título, ‘La montaña rusa’, y la imagen de la portada avisan del torbellino emocional que nos aguarda dentro. En esa foto, Dani Martín, con guantes de boxeo y subido en un ring, parece haber sido captado justo en el momento en el que levanta la guardia para defenderse de los golpes de su contrincante. Metáfora visual del contenido sonoro de un álbum en el que el dolor campa a sus anchas. Ese dolor que provocan las rupturas sentimentales y que deja las heridas más difíciles de cicatrizar: las que no se ven y no requieren puntos de sutura.
Son doce canciones de dolor y rabia, también de pasión y esperanza, que conforman un todo y que hay que entender como tal. Incluso “Madrid, Madrid, Madrid”, ese “regalo de Leiva” agazapado al final, cumple su función de epílogo. Un tema escrito espontáneamente para Dani cuando éste le contó a Leiva las cuitas de su vida reciente y el tipo de canciones con que estaba enredado. Una piedra preciosa que engarza perfectamente en la joya artesanal que es La montaña rusa. Porque se trata de eso, de artesanía de nivel facturada con cariño, entusiasmo y sentimiento para desembocar en un disco de altura. De mucha altura, y consciente de ello, y de las canciones que tenía entre las manos, Dani Martín se quiebra la voz cantando como si no hubiera mañana, rompiendo en mil pedazos la coraza y exponiéndose, porque sabe que la creación es riesgo, una aventura de la que desconoces el final y que hay que vivir dejándote en ella lo mejor de ti mismo.
Solo así se vislumbran próximos los objetivos inalcanzables y únicamente de ese modo, poniendo todo el corazón, cobran vida las grandes obras. Y Dani Martín, no hay duda, ha grabado su gran obra, un disco incuestionable. Y “que se mueran de envidia”.