La diputada provincial Elena Amaya ha participado en el viaje a los campamentos de refugiados saharahuis que ha organizado el Ayuntamiento de Ubrique y la asociación Tierra Libre-Mantara Hurra. El desplazamiento estaba motivado por la renovación del hermanamiento entre el municipio de Ubrique y la daira de Tinigir. Ambas poblaciones establecieron su vínculo hace 20 años y, en este viaje, se ha refrendado dicha alianza. Más allá del acto institucional, que se celebró en una jaima de Tinigir, se han podido comprobar los resultados de la cooperación emprendida por asociaciones e instituciones de la provincia de Cádiz en la región argelina de Tinduf y las necesidades de la sociedad saharahui.
Tras retornar de este viaje y, con los presupuestos de Diputación ya aprobados, Elena Amaya confirma que el próximo año la aportación económica a la federación provincial que agrupa a las asociaciones solidarias con el pueblo saharahui será de 20.000 euros a través del área de Coordinación Política de la que es responsable Juan Carlos Ruiz Boix. Desde 2011 la contribución de Diputación estaba fijada en 10.000 euros anuales, dedicados al programa Vacaciones en Paz. Por tanto en el próximo ejercicio se duplicará esta subvención. Diputación y la federación de asociaciones solidarias con los saharahuis mantienen un marco estable de colaboración desde el año 2007. En esa década de relación se han respaldado diferentes iniciativas por un importe agrupado de 276.000 euros.
En los últimos años se ha reducido la aportación española a los campamentos saharahuis, por efecto de la crisis económica. Sus representantes institucionales nos han manifestado que lo entienden indica Elena Amaya- y de hecho su principal preocupación, y lo que más nos demandan, es apoyo moral y respaldo político. En una palabra: que no los olvidemos.
El viaje a Tinduf ha sido pródigo en visitas y vivencias. Comenzó con el hermanamiento entre Ubrique y Tinigir con presencia de la alcaldesa ubriqueña, Isabel Gómez, el alcalde de la daira, Albacai Hamdi Ismail y el gobernador de la wilaya de Dajla, Salek Baba. En el acto participaron representantes de los grupos políticos del Ayuntamiento de Ubrique y miembros de la asociación Tierra Libre-Mantara Hurra. En el campamento y su entorno aún se aprecia la devastación que causaron las lluvias torrenciales del año 2015.
Tras renovar el hermanamiento, y aún en Tinigir, se visitó el dispensario (donde comprobaron los casos de desnutrición en población infantil), la guardería y la escuela. La delegación gaditana también pudo conocer el hospital regional de la wilaya de Dajla, así como el quirófano que pudo habilitarse gracias al proyecto promovido por la asociación Amal-Esperanza de El Puerto de Santa María. La estancia incluyó un encuentro en el centro de mujeres donde se imparten diferentes talleres de formación.
El último día del viaje se desarrolló en Rabouni, reconocida como capital administrativa y donde se establecen las sedes ministeriales. De hecho se mantuvieron dos reuniones: con el ministro de Educación y con el de Cooperación gracias a la mediación del nuevo delegado del Frente Polisario en Andalucía, Mohamed Zrug (quien se reunió a final de noviembre con Elena Amaya). En Rabouni se visitó el hospital nacional con serias limitaciones para la reposición de equipos sanitarios- y la wilaya de Bojador.
Casi 200.000 personas sobreviven en unas condiciones muy duras en la región de Tinduf. Como refugiados en unos campamentos en los que, en verano, se registran temperaturas diurnas que oscilan entre los 50 y los 56 grados centígrados. Sin agua corriente en las tiendas donde habita la mayoría de la población y con unos medios precarios. En este medio hostil la dependencia hacia la cooperación exterior es absoluta; una solidaridad que, en los últimos años, ha menguado.
Los destinatarios de esta ayuda conforman una sociedad que, hasta 1975, era española y que aguarda el cumplimiento del referéndum de autodeterminación reconocido por la ONU a través de la Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental (MINURSO). Esta consulta fue convocada para el año 1992 con lo que se acumula un cuarto de siglo de retraso.