El servicio de apoyo a la comunicación, presente en las cuatro sedes de la entidad, protagonista el mes de julio en la campaña de sensibilización del 40 aniversario Tus Derechos Nuestros Servicios
Desde que una persona nace se comunica. Un bebé comunica una necesidad cuando llora y un niño pequeño comunica que quiere coger un juguete señalándotelo cuando no puede alcanzarlo. Hay muchas maneras de comunicarse, la más conocida es el lenguaje oral, pero solo es una de ellas. Así lo explica Patricia Rodríguez Martínez, logopeda del Servicio de Apoyo a la Comunicación de Autismo Cádiz, en la sede desde la que trabaja en Jerez de la Frontera. Este servicio, vinculado al área de Infancia y Adolescencia, que comenzó a funcionar en los inicios de la entidad, trabaja “el desarrollo de unas estrategias comunicativas para que las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) puedan transmitir sus necesidades en su día a día, contribuyendo así a mejorar su calidad de vida”.
De esta manera, la actividad del Servicio de Apoyo a la Comunicación se centra en un primer momento en trabajar la intención comunicativa. “Básicamente que entienda para qué tiene que comunicarse, despertar la necesidad de hacerlo”, explica. El trabajo desde ese momento se vincula al desarrollo evolutivo de la persona, pudiendo recorrer diferentes caminos: desde las estrategias motoras de comunicación (llevar a la persona hacia el lugar donde está lo que quiere, por ejemplo), pasando por las conductas gestuales de comunicación (señalar con un dedo) hasta la inmersión en un sistema alternativo de comunicación o el lenguaje oral (el lenguaje que todos utilizamos cuando hablamos con otras personas).
“Eso dependerá de cada menor”, apunta. Si no se desarrolla el lenguaje oral, no se fuerza, porque lo primordial es que la persona con TEA tenga las estrategias necesarias para comunicarse con los demás. Suele ser una prioridad en las familias, por la aceptación social de esta forma de comunicación. Progresivamente empiezan a entender que cuando éste no se desarrolla existen muchas otras formas. “El trabajo con las familias es imprescindible”, comenta Patricia. Es importante su formación para que puedan dar los apoyos justos y necesarios, para que sepan retirarlos, para que aprendan a reajustar su lenguaje, cómo fomentar el desarrollo comunicativo de su familiar o a realizar apoyos visuales (pictogramas), entre muchas otras cosas. “Es una carrera de fondo, en la que el entorno también es fundamental. Lo ideal sería que el aprendizaje se produjera en su contexto”, añade.
En cuanto a los sistemas que se emplean para conseguir ese desarrollo comunicativo, Patricia señala los sistemas alternativos de comunicación para los casos que en un principio se presentan como no verbales y pre-verbales, “que se utilizan cuando en la persona con TEA no se desarrollan estrategias verbales de comunicación”. Por otro lado, en aquellos casos que sí son verbales se utiliza el lenguaje oral y los sistemas aumentativos de la comunicación, “para mejorar la inteligibilidad del habla”. En ambos supuestos intervienen herramientas como el habla signada o la utilización de imágenes. Ahora bien, comenta la profesional, el empleo de sistemas alternativos y/o aumentativos de comunicación no frenarán nunca el desarrollo del lenguaje oral, siendo incluso beneficioso para el correcto desarrollo del mismo.
El servicio de apoyo a la comunicación se vincula directamente al artículo 21 de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU: “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas pertinentes para que las personas con discapacidad puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y opinión, incluida la libertad de recabar, recibir y facilitar información e ideas en igualdad de condiciones con las demás y mediante cualquier forma de comunicación que elijan”. Un ejemplo del trabajo que se realiza en este servicio es Julio Revilla, que tiene ocho años y lleva en el servicio desde hace cinco. Su familia considera que el trabajo de la entidad ha sido fundamental para mejorar la comunicación de su hijo. “Ha sido muy importante que se pudiera comunicar, para evitar berrinches y frustraciones”, explica Mayte Fidalgo, su madre. “Y también lo han sido los talleres con nosotros, las familias”, añade.
“Está siendo un trabajo progresivo y conjunto, en el que empezamos trabajando la intención comunicativa referida a sus intereses, a través de estrategias motoras y más adelante las conductas gestuales, es decir, que fuera señalando, para a continuación mostrarle signos muy sencillos asociados a conceptos que fue aprendiendo”, explica la profesional de Autismo Cádiz. Actualmente se trabaja con Julio el lenguaje oral, que si ha desarrollado, especialmente para pedir lo que quiere. “Le gustan mucho las cosas que giran y tienen luces, todo lo relacionado con el agua y también las cosquillas”, concluye Patricia.