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España vuelve a ser protagonista de la mayor fiesta de música militar en la Plaza Roja de Moscú

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Del 24 de agosto al 2 de septiembre tiene lugar en pleno corazón de Moscú, en la emblemática Plaza Roja, el festival Torre Spasskaya, que reúne cada año, desde hace 10, las mejores orquestas militares de todo el mundo, grupos folclóricos, y divisiones de la guardia honoraria de jefes de gobiernos y otros espectáculos. En todo caso no siempre se trata de música militar, también se interpretan obras clásicas, así como éxitos de los mejores artistas de siglo XX, tales como The Beatles, Pink Floyd y Mireille Mathieu. España acude este año con el espectáculo ecuestre y musical de Córdoba Ecuestre, que moviliza diez caballos y una veintena de personas. Se trata de la cita internacional mas importante que ha tenido hasta ahora Córdoba Ecuestre. Por su parte, la Escuela de Equitación de Kremlin presentará por primera vez en España su espectáculo en caballerizas reales de Córdoba.

En Moscú todavía recuerdan la actuación de la Unidad de Música de la Guardia Real española en 2013, que tocó piezas de zarzuela y pasodobles de gran tradición como el Huésped del Sevillano, Canto a la Espada de Jacinto Guerrero, el Tambor de Granaderos o el Fragmento final de la Obertura de Ruperto Chapí, entre otras. La Guardia Real, heredera de la antigua Banda de Alabarderos, no tuvo inconveniente en cerrar su actuación con la socorrida «Que viva España», antes de rendir homenaje a sus espectadores con la popular Katyusha que fue coreada por el público.

El Festival Torre Spasskaya se celebra desde 2009, aunque tuvo un antecedente en 2006 en los llamados Conciertos de Subdivisiones de la Guardia Honoraria de Jefes de Gobiernos que se celebró en la colina Poklonnaya, donde está situado el parque conmemorativo en honor de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. La más impresionante muestra fue la de la Compañía de Guardia Especial de República de Kazajistán, que demostró métodos únicos de manejar armas, que ningún ejército en el mundo puede repetir. El espectáculo resultó tan colorido e impresionante, que decidieron celebrarlo cada año.

El festival suele durar nueve días. Los ejercicios demostrativos tienen lugar a diario a las 8 de la tarde, pero durante el día se celebran talleres y ferias, eventos infantiles, flashmobs y actuaciones. Cada día del festival es una fiesta viva, que termina con un espectáculo de luces y efectos especiales. El precio de entradas para el festival 2018 va de 2.100 a 8.000 rublos (un rublo ruso equivale a 0,013 euros; o sea precios desde 27 a 104 €), dependiendo del día y el sector.

En el curso del festival ponen de manifiesto su maestría las mejores orquestas castrenses de Europa y Asia, así como un equipo internacional que ejecuta los bailes escoceses. Brillan con sus actuaciones las compañías de la guardia de honor y ceremoniales de Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Mongolia, mientras que la escolta de caballería de honor del Regimiento Presidencial y la Escuela de equitación del Kremlin demuestran tradicionalmente las maravillas del adiestramiento de caballos. A ellos se suma este año Córdoba Ecuestre.

En el marco del festival se organiza asimismo el concurso de orquestas infantiles de instrumentos de viento denominado “Torre Spasskaya – a los niños”. En una plataforma construida especialmente para este fin, para los huéspedes del festival actúan los colectivos de niños que vienen de distintas ciudades y países, alegran la vista con su instrucción de orden cerrado las guardias de honor, desarrollándose igualmente los conciertos, los shows interactivos, los talleres de creatividad y otras diversiones.

El nombre del festival se refiere a uno de los elementos arquitectónicos más representativos de la Plaza Roja donde tiene lugar, junto con el Kremlin, el Mausoleo de Lenin, las catedrales de San Basilio y de Kazán, el Museo Estatal de Historia de Rusia o las Galerías GUM. La Torre Spasskaya de 71 metros de altura, con 10 campanas y 25 toneladas de peso cuyo sonido es retransmitido por Radio Moscú a las seis de la tarde y a las doce de la noche, tiene como elemento más famoso el carrillón. La torre al igual que el resto del Kremlin actual fue construido en 1491 por el italiano Pietro Antonio Solari. La torre está presidida por un hermoso icono del Salvador ante la que debían quitarse el sombrero todos los ciudadanos, incluido el zar.

Una ciudad renovada

La celebración en Rusia del Campeonato Mundial de Fútbol ha permitido que muchas de sus ciudades se hayan renovado y embellecido y eso afecta especialmente a la capital, Moscú. Con motivo de la fiesta del fútbol, la capital, que pronto cumplirá 871 años, se ha engalanado y muchos edificios, calles y áreas, especialmente las situadas junto al río han sido saneados. La gigantesca ciudad con sus 12,5 millones de habitantes ha ganado en calidad de vida y urbanidad en los últimos años. También se ha internacionalizado y en muchos lugares hay indicadores de camino en inglés.

El reconocimiento de la capital rusa, según recomienda el buscador de vuelos y hoteles www.jetcost.es debe comenzar en la Plaza Roja. El corazón de Moscú, con sus 74.831 metros cuadrados de superficie, es tan grande como diez campos de fútbol. Al parecer, el nombre no tiene nada que ver con los muros del Kremlin o el pasado comunista. En ruso, Krasnaya Ploshchad significa tanto «Plaza Roja» como «Plaza Bonita». Fue proyectada por orden de Iván III con el fin de crear un espacio abierto frente a las murallas del Kremlin que impedían los incendios, frecuentes en la época y que podían arrasar la ciudad en poco tiempo ya que los edificios estaban construidos con madera. Sobre su muralla destaca la mencionada Torre Spasskaya con el reloj que indica la hora en el país más grande del mundo. Desde fuera también se puede ver el palacio del Senado con la cúpula plana y la bandera blanca-azul-roja de Rusia. Allí dentro gobierna su país el presidente Vladimir Putin. En la Plaza Roja, los turistas hacen cola para ver en el mausoleo el cadáver del líder revolucionario soviético Lenin, fallecido en 1924. La entrada, celosamente guardada por dos militares con uniforme de gala, da acceso a una cripta refrigerada en cuyo centro se hallan, conservados perfectamente, en el interior de una urna de cristal, gracias a un complejo proceso de momificación, los restos de Lenin.

A un extremo de la Plaza Roja se encuentra el Museo Histórico del Estado el más antiguo de Rusia. Consta de 57 salas en las que se exponen 300.000 objetos de un total de 4 millones que componen el total de la colección. La muestra abarca desde la Prehistoria hasta la Segunda Guerra Mundial. En el lado este de la plaza, los Gosudarstvenniy Universalniy Magazin, más conocidos como Almacenes GUM que ocupan 250 metros distribuidos en tres pasajes repletos de tiendas que tiene tres pisos cada una.

La Catedral de San Basilio, construida por mandato de Iván el Terrible, se levanta al sur de la Plaza Roja. La torre del centro, en forma de piña, está rodeada por nueve cúpulas de distintos tamaños y colores realmente bellas y originales. Estas nueve cúpulas corresponden a nueve capillas a las que en 1588 se añadió una más para acoger los restos de Basilio, el vidente que predijo la muerte del hijo de Iván el Terrible a manos de su padre. El interior, en el que se mezclan perspectivas realmente curiosas y piedras de distintos colores, consigue un entorno muy apropiado para la oración y el recogimiento. Son muy interesantes los frescos del siglo XVI.

El impresionante Kremlin

Después de conocer a fondo la Plaza Roja hay que traspasar la muralla para entrar en uno de los conjuntos artísticos más impresionantes del mundo, el Kremlin. Rodeado por dos kilómetros de muralla, con 20 preciosas torres, que se pueden recorrer a través de un paseo paralelo al río y el jardín Alesksandrovskiy que hacía las funciones de foso del Kremlin. Esta ciudad dentro de la ciudad se ubica en una colina de 40 metros de altura.

Si el exterior es impresionante, el interior del Kremlin deslumbra. Comenzando por la Ivanovskaya ploschad, el Arsenal, de enormes dimensiones, pintado de amarillo y blanco, es el palacio en el que los oficiales zaristas ofrecieron la última resistencia ante los revolucionarios en 1917. Muy cercano a él se halla el Senado, en su interior se conservan las estancias en las que residía Lenin tal y como estaban cuando el dirigente ruso las utilizaba.

La siguiente plaza es la de mayor antigüedad de Moscú y quizá, la más hermosa. Es conocida como la Plaza de las Catedrales. En ella se encuentra la joya del Renacimiento ruso, el Campanario de Iván el Grande, denominado así por la Campana de la Asunción, de 64 toneladas de peso que era la encargada de anunciar las grandes celebraciones y también la muerte de los zares con tres fúnebres campanadas. A su derecha se encuentra la Catedral del Arcángel San Miguel, de gran elegancia y belleza, que sigue los cánones del Renacimiento italiano, y acabó con el sobrio estilo de las construcciones del Kremlin.

Y mucho más que ver

Queda mucho por ver en Moscú, –Catedral de la Asunción, el Museo Central de Artes Decorativas, la ciudadela Kitai-Gorod con las animadas calles comerciales Ulitsa Varvarka y Tverskaya, el Teatro Bolshoi, el Museo de Bellas Artes A.S. Pushkin, el Parque Zaryadye, más de 10 hectáreas en el corazón de Moscú y nominada para el premio internacional de arquitectura, o el Parque Gorki, uno de los lugares de moda en Moscú, con un mobiliario urbano de buen gusto, bonitos cafés, restaurantes, el elegante Museo Garage para arte moderno y áreas donde pueden desahogarse los skaters y ciclistas…–. También vale la pena el parque futurista Zariadie, y sobre el río Moscova se ha instalado un bonito mirador.

Pero las mejores vistas de la ciudad desde la altura se consiguen en el mirador en la colina de los Gorriones frente a la Universidad. Abajo se puede ver el estadio Lushniki, donde se celebraron entre la inauguración y la final siete partidos, y en el horizonte resplandecen las cúpulas de las iglesias del Kremlin. Quien quiera subir aún más debería visitar la torre de telecomunicaciones Ostankino o el nuevo barrio de rascacielos Moskwa-City, con la Torre Panorama 360, con la fábrica de helado más alta del mundo, “Pure Line”, que de cualquier manera merece la pena visitar.

Hay que encontrar tiempo para realizar un breve crucero de unas dos horas y media por el río de Moscú en el «Radisson Royal», admirando desde el agua el ?remlin, el Convento Novodevichy, el monumento a Pedro el Grande, la Catedral de San Basilio, la Universidad y mucho más.

Mucho que ver, en efecto, pero no hay que preocuparse porque el sistema de transporte en la ciudad es excelente. De hecho, utilizar el metro no solo es algo práctico, sino que forma parte de los atractivos turísticos y artísticos de la capital. El metro de Moscú es uno de los más profundos de Europa, con 180 estaciones y 12 líneas, y el medio más rápido, seguro, cómodo y barato de trasladarse a cualquier rincón de la capital. No por casualidad, el metropolitano de Moscú ocupa el primer lugar en el mundo por la cantidad de pasajeros transportados, con nueve millones de personas. La gris Unión Soviética construyó bajo tierra palacios para el pueblo. De hecho, el metro de Moscú es conocido como el “Palacio del Pueblo”. Cada estación es diferente y muchas son auténticas obras de arte. Vale la pena dedicar un tiempo a recorrer especialmente la línea circular o línea marrón y detenerse en estaciones como Kievskaya, Belorusskaya, Komsomolskaya y Novoslobodskaya.

Por la noche, Moscú ofrece para todos los gustos teatros, conciertos, discotecas y clubes. Durante la noche, la ciudad tiene una cara muy diferente. Los lugares feos desaparecen y luces multicolores revelan nuevos aspectos en muchos edificios. En medio de la oscuridad, la capital rusa se convierte en una belleza nocturna.

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