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Jue. Nov 14th, 2024

En Luis Benel canto once de la Odisea leemos como el guerrero y marino se aventura hasta el Hades, la residencia de los muertos, con el fin de encontrar a Tiresias, un adivino al que pretendía sonsacar los pormenores del complicado regreso a su hogar, a Ítaca. En ese capítulo el héroe se enfrenta a momentos duros como son encontrar a compañeros caídos en la guerra o en el periplo de regreso y, además, a la madre muerta en su ausencia. Este episodio me parece recurrente cuando hay veces en la vida en la que debemos tomar decisiones. Decidir a veces obliga a enfrentarnos a la tarea dura de tener que descender al Hades y buscar un camino, un augurio quizás, que nos ayude a tomar la dirección más acertada.
Y en uno de esos momentos me he sentido los últimos días, desde que se abrió el período para la presentación de candidaturas a la Secretaría General del PSOE de la ciudad de Cádiz. Durante estos últimos tiempos he recibido llamadas y mensajes de múltiples compañeras y compañeros socialistas que me animaban a presentarme o simplemente me preguntaban que iba a hacer, si me iba a posicionar de algún modo. También como Ulises, volvemos al marino aventurero, he tenido que escuchar los cantos de las sirenas con la fortuna de que mi mástil donde resistir han sido un par de buenos compañeros y amigos. Realmente las presiones, bienintencionadas o malévolas, son intensas en el interior de las fuerzas políticas, eso hablando de puestos orgánicos no remunerados y que tan sólo comportan trabajo de tramoya y mucha trastienda. Nada gratificante en líneas generales. Imaginen cuando se trata de elegir a quienes optan a cargos institucionales.
Pero vayamos al meollo, a fin de cuentas a pocos les puede interesar la complejidad emocional de ciertas decisiones políticas. Se trata de eso, de política, donde la racionalidad son emociones y las emociones se visten de racionalidad. Donde todo parece estar permitido pero a la vez nada es tolerable. La política tiene mala fama pero a mi me apasiona, me parece fascinante el hecho de que todas y todos podamos como mínimo opinar de mil maneras diferentes, participar, condicionar las decisiones del poder o enfrentarnos a ellas. Y es por esta razón de pasión política, la primera de varias, que decidí que no iba a permanecer neutral en esta elección interna de mi partido. Porque la cómoda equidistancia era una opción, el ¡allá ellos! podía ser una consigna después de cinco años en el limbo de la disconformidad. Cuando llega el momento de elegir hay que mancharse porque lo realmente cobarde y facilón es la huida, la falsa neutralidad. Y la primera elección está entre mantener la pureza ideológica o bajar a los infiernos. Y elegí el Hades.

La política es acción. No sólo palabras, éstas están al servicio de la acción o no sirven para casi nada por sí solas. “Cómo osas hablar lengua sin manos” nos dice el Poema de Mio Cid, pues eso, que ya estaba un poco cansado de ser lengua sin manos, palabras sin acción, ideas no concretadas en hechos. Había que comprometerse, que tomar partido dentro del partido, valga la redundancia. Y para posicionarse en algún bando o lugar hay que manejar criterios. ¿Cuáles han sido los míos? Pues ya que voy a posicionarme públicamente creo justo que mis compañeras y compañeros conozcan la base de mi decisión. Además, y es algo muy importante, había que optar entre dos personas con las que comparto militancia, ideales y deseos de cambio social. Eso como mínimo. Ambos son compañeros míos, ambos son respetables, ambos merecen confianza.

La primera razón que me lleva a posicionarme es mi ciudad, Cádiz. No me gusta cómo está en la actualidad, me desagrada ver la deriva incierta que lleva. Creo firmemente que esta ciudad y su entorno más inmediato tienen potencial y recursos para dar una vida más satisfactoria y feliz a sus habitantes, con el esfuerzo y los talentos de estos. Mi opción está con quien  más confío puede hacer algo en ese sentido, quien tenga voz en la institución municipal ya, ahora mismo, no dentro de dos años.
Y esta razón me lleva a la segunda. En mi ciudad hubo un cambio de gobierno municipal después de veinte años de monopolio de la derecha, de la más derecha de las derechas. Pero lo que comenzó con ilusión de muchos ciudadanos y ciudadanas no termina de cuajar. Opino que al contrario que madre no hay más que una, izquierda hay varias y casi siempre en mala convivencia y que hay echar un ratito de trabajo para que la cosa no vaya a peor. En Cádiz la fuerza política responsable del gobierno de la ciudad ofrece en el Ayuntamiento una gestión que calificada con benevolencia podemos llamarla desigual. Un desastre aquí, una buena idea allá, un lío acá, una pequeño acierto ahí. Que los socialistas debemos seguramente tener nuestra cuota de responsabilidad, sin duda. Que se pueden hacer más cosas para evitar confusiones, malos entendidos y enfrentamientos que juegan más a favor de la derecha que de los intereses de la ciudad, cierto. Y yo quiero estar allí donde pueda decir y hacer cosas que eviten todo ello, toda esta mala imagen que no beneficia a nadie de la izquierda. Busco un lugar y el derecho a trabajar por un mejor gobierno para mi ciudad.
Algunos dirán que visto lo anterior me estoy arrimando al bando que antes mucho y duramente critiqué. Pues si, es cierto, fui crítico con esta dirección saliente, y con algunos de la alternativa dicho sea de paso también. Pero la cuestión para mi es clara y así la expongo. Hablamos con ellos y hemos construido un mínimo de programa común y si defendí el pacto con Podemos en el ayuntamiento ¿Cómo voy a negarme la posibilidad de pacto con quienes a fin de cuentas son mis compañeros? Si estoy abierto al consenso y al acuerdo por el bien de mi partido y mi ciudad debo ser consecuente y buscarlo. Lo busqué y al día de hoy lo he encontrado en el espacio que creo que tiene más posibilidades de construirlo en el espacio que debe trabajarse.
Lo que me lleva a la siguiente razón de mi posicionamiento. Fran González tiene detrás al Grupo Municipal Socialista, sería suicida e irresponsable elegir una ejecutiva municipal que se enfrentara al grupo, que lo debilitara, que lo cuestionara y de nuevo ofrecer a la ciudadanía una imagen de enfrentamiento fratricida. Entonces si que se podría volver a hablar de Cádiz-Herzegovina, desafortunada expresión que persigue a la agrupación gaditana como una maldición. Por esa razón me posiciono en un lugar donde pueda apoyar, dialogar, aportar ideas y criticar desde la lealtad a las compañeras y compañeros del Grupo Municipal Socialista.
La última razón es la más emocional, la que me sale más de dentro. Me posiciono y me comprometo sobre todo por ambición, con todas sus letras. Hay un momento peligroso en todo aspecto de la vida, tanto en el amor o el trabajo como en la política, que es el de la pérdida de la ambición. Porque a renglón seguido viene la pérdida de la fe y somos animales racionales que nos movemos por emociones y por sentimientos, siendo la fe uno de los esenciales para vivir. Ambiciono ser útil a mis compañeras y compañeros. Ambiciono aportar más a mi ciudad. Mi ambición es un mejor y más eficaz gobierno municipal. Mi ambición pasa porque mi partido acepte todo el trabajo que estoy dispuesto a darle. Ambiciono estar en la pelea, la democrática, con argumentos e ideas. Como verán soy muy ambicioso. Hay otras ambiciones, lo sé, las dejo para los malpensados.
Escribió José Ángel Valente, poeta al que venero, que “la poesía ha de tener por fin la verdad práctica/ Su misión es difícil”. Para mi ha llegado la hora, después de varios años, de que mi acción política tenga una finalidad práctica. La misión la sé difícil e ingrata. Pero me apetece.

Por si no se han dado cuenta, me posiciono con la candidatura de Fran González.

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