Tras un puente de la Constitución y la Inmaculada en que la ciudad de Jerez de la Frontera ha acogido más de medio centenar de zambombas, el sector de la hostelería ha recibido con satisfacción la afluencia de público que ha acudido a la provincia de Cádiz y a este municipio gaditano atraídos por una fiesta navideña declarada Bien de Interés Cultural y que ha llevado a superar el 90% de ocupación en los hoteles de Jerez.
A pesar de las condiciones meteorológicas adversas, que ha traído lluvias en los primeros días de este largo puente, la provincia ha mantenido las buenas previsiones anunciadas e incluso las ha mejorado, llegando a alcanzar el 72,45% de ocupación, hasta 16 puntos porcentuales más que en 2022.
En declaraciones a Europa Press, Antonio de María, presidente de la Federación de la Hostelería en la provincia de Cádiz (Horeca), ha apuntado a las zambombas como reclamo para esa alta afluencia que ha habido y que no se ha visto perjudicado a pesar de los días de lluvia al inicio del puente.
En concreto, según datos de Horeca recogidos por Europa Press, Cádiz capital, Chiclana y El Puerto han estado por encima del 70% de media de ocupación durante el puente, mejorando sus datos de 2022, con el municipio portuense rozando el 80%. Entre el jueves 7 y el sábado 9 de diciembre, Jerez ha llegado a más del 90% de ocupación, dejando imágenes en las que sus tradicionales zambombas han llenado las plazas y calles de este municipio, recibiendo a visitantes de distintos sitios.
«Todo el mundo quería venir a Jerez», ha aseverado a este respecto el presidente de Horeca, quien ha defendido que esta alta afluencia de turistas beneficia a los sectores primarios que surten de materias primas a los bares y restaurantes que estos días han hecho «su agosto».
DE FIESTAS TRADICIONALES A «MAGALUF»
En la parte contraria están las personas residentes del centro de la ciudad, que cada Navidad conviven con la parte negativa que se generan en torno a estas celebraciones y que en los últimos años «han ido a peor» debido al ruido, a la complicación de la movilidad de los vecinos ante la «masificación» existente y a la insalubridad, lo que ha convertido las zambombas en una «pesadilla» para todos ellos y en un modelo «encaminado a convertirse en Magaluf».
La presidenta de la Asociación de Vecinos del Centro Histórico, Tamara Jiménez, ha lamentado la evolución que están teniendo estas fiestas tradicionales, donde se está produciendo «una terrible desvirtualización y mercantilización de las mismas, un bien de interés cultural más cercano a la comercialización que a la cultura», en alusión a las imágenes viralizadas el pasado 8 de diciembre con una gran masa de personas a los pies del edificio Gallo Azul, donde un grupo entonaba villancicos flamencos desde uno de sus balcones que dan a la calle.
«Durante estas semanas estamos viviendo la pesadilla de cada año. Calles convertidas en ratoneras, ríos de orina en nuestras calles, vomiteras en nuestras puertas, cristales rotos en nuestras plazas, destrozo de mobiliario urbano, y sin hablar del ruido y de la imposibilidad de salir y de entrar de nuestros hogares. No se puede pretender enriquecer a un colectivo a costas ni de otro ni de todo», ha aseverado Jiménez.
Es por eso que desde la asociación vecinal han pedido al Gobierno local del PP que se «replanteen» el modelo actual de estas fiestas, a través de un bando municipal «que proteja nuestras fiestas y que no lo permita todo», haciendo hincapié en que «no cualquier espectáculo pueda llamarse zambomba» y «donde se permita sin limitación la ocupación del espacio publico y no se respete el descanso ni la convivencia vecinal».