El Baluarte de Candelaria ha jugado el papel de equipamiento cultural con los más diversos usos desde su recuperación en el año 1990. Proyectada su rehabilitación para un uso que jamás tuvo, el espacio ha sido contenedor de numerosas actividades culturales de todo tipo: exposiciones de variados formatos y temáticas, actuaciones musicales de flamenco, jazz, carnaval, pop, rock, representaciones teatrales, sede la Feria del Libro de Cádiz, desfiles de modas, actos benéficos, etc. No cabe duda que el conjunto del edificio es en la actualidad un referente cultural para gran parte de la ciudadanía que se ha acostumbrado al disfrute de la cultura en el mismo. Algunas actividades cuentan ya por décadas su relación con el Baluarte.
El Ayuntamiento de Cádiz tiene la intención de realizar obras de rehabilitación y adecentamiento del Baluarte durante los próximos meses, y por ello desde la Fundación Municipal de Cultura, organismo gestor del equipamiento, se quiere aprovechar esta oportunidad para reflexionar sobre los usos y gestión del mismo. El objetivo fundamental es el de concretar los principales problemas y obstáculos para una gestión eficaz enfocada a la ciudadanía y a la vida cultural del equipamiento; detectar los mejores usos y proponer las acciones e intervenciones que ayudarían a una mejor gestión del espacio.
Para esto se contará con la colaboración de Plan C, que asume el papel de mediador cultural para el desarrollo de las sesiones. Las jornadas se desarrollarán en dos sesiones en el Baluarte de la Candelaria mañana viernes, 24 de noviembre, de 17.00 a 20.00 horas, y el sábado, 25 de noviembre, de 10.00 a 13.00 horas.
Los resultados que se esperan conseguir de estas dos sesiones de trabajo son obtener un historial crítico del equipamiento, detectar los principales problemas que tiene el espacio y redactar un documento final con propuestas de mejora y uso del Baluarte de la Candelaria.
Breve historia del Baluarte de la Candelaria
El Baluarte de la Candelaria formaba parte del frente marítimo de la Bahía de Cádiz que protegía la entrada al puerto y el frente noreste de la ciudad. Fue construido en el año 1672 por iniciativa de Diego Caballero de Illescas, siendo gobernador de la plaza, con la intención de proteger la entrada natural al puerto de Cádiz. Dada la posición, surgió los continuos embates del mar, siendo los ingenieros militares Ignacio Sala, Juan Zapatero y Antonio Hurtado los que ejecutaron las reparaciones. En el siglo XVIII se montó una explanada con batería a barbeta.
El Baluarte se presenta como un saliente de la muralla que aprovecha la disposición geográfica del terreno y de la roca sobre la que se orienta. Es de planta irregular y adopta forma apuntada para afrontar la fuerza del mar.
Su muralla forma talud, en la parte inferior muestra una plataforma a modo de rompiente del oleaje. Sobre la muralla se eleva una crujía con cañoneras en cuya parte superior se sitúa el camino de ronda. El conjunto queda cerrado en la parte que mira a la ciudad. Ha servido de cuartel, maestranza de ingenieros, palomar del férrico Combofólico del cuerpo de ingenieros entre otros usos militares.
Es propiedad municipal desde 1972, utilizándose como taller y almacén de los servicios municipales de Agua y Electricidad; En 1984 se redactó el proyecto de rehabilitación para Museo del Mar, al año siguiente se contratan las obras acabándose en 1989. Inaugurándose oficialmente en 1990. Durante el proceso de las obras se descartó el uso museístico.
A partir de su inauguración con la Exposición ‘Almadrabas Gaditanas: el arte milenario’, el Baluarte inició su trayectoria como nuevo equipamiento cultural. Sus contenidos han sido muy diversos aprovechando los diferentes espacios de que dispone el recinto. Acogió entre otras exposiciones de gran nivel como ‘Cádiz y el comercio en el siglo XVIII’ (1992); ‘Clausura, exposición antológica de Costus’ (1992) y ‘Guillermo Pérez Villalta’ (1995).
En el ámbito escénico, la sala principal se utilizó para representaciones del Festival Iberoamericano de Teatro; así como para desfiles diversos de moda e incluso para el concurso de Romanceros durante el Carnaval; adaptándose finalmente como Sala estable de la “Tía Norica”. El Patio Central durante el verano se convierte en un gran escenario para conciertos y recitales: rock, pop, jazz, flamenco, carnaval, etc. Desde mediados de la década de los noventa en sus instalaciones se celebra la Feria del Libro También en sus dependencias se han desarrollado cursos y talleres de diversa índole; además de prestaciones como lugar de ensayo de actividades musicales y artes escénicas, sin olvidar otros eventos de carácter festivo o benéficos. Por último apuntar que entre los años 2006 y 2014 se dispuso mediante concesión de cafetería-bar.