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Jue. Nov 21st, 2024

ilustracion_europaLos orígenes de la Ilustración deben buscarse en el Renacimiento y en la Revolución Científica del siglo XVII. En el Renacimiento triunfaron el humanismo y las ideas racionalistas, mientras que la Revolución Científica fue un movimiento que cuestionaba la autoridad de Aristóteles y los antiguos, y proponía la observación y experimentación como método de conocimiento.

A principios del siglo XVIII comenzó a desarrollarse una crítica hacia la mentalidad tradicional en todos los campos. Autores como Montesquieu en sus Cartas Persas o Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver fustigaron con dureza la sociedad de su tiempo. Otros criticaban a la Iglesia y los principios cristianos por considerarlos contrarios a la Razón, aunque la mayoría de los autores defendían el deísmo, es decir, una doctrina que propugnaba la existencia de un Dios o Ser Supremo, creador del mundo, pero que no se identificaba con ninguna religión concreta y al que se llegaba a través de la Razón. Pero no solamente se criticaba a la sociedad del Antiguo Régimen o las creencias religiosas, también el sistema de gobierno comenzó a cuestionarse tomando como modelo la monarquía parlamentaria británica.

En este contexto podemos decir que la Ilustración fue un movimiento intelectual desarrollado en el siglo XVIII o Siglo de las Luces. En este sentido podemos aludir a la cita del filósofo Kant que, en 1784, expresaba que “La Ilustración es la fase histórica en la que el ser humano alcanza, al atreverse a pensar, su mayoría de edad y la autonomía de la razón”.

La Ilustración no fue una corriente homogénea, sino que en su seno convivieron figuras, instituciones, corrientes e ideas diferentes, pero que compartían una serie de rasgos comunes. En primer lugar, hubo un claro acercamiento y amor hacia la naturaleza. La búsqueda de la felicidad fue uno de sus principales objetivos, convertida en casi un derecho. Otra de las ideas clave del movimiento ilustrado y de gran predicamento en el futuro tenía que ver con el sentido del progreso del ser humano. Por fin, la Ilustración supuso el triunfo y la exaltación de la Razón frente al fanatismo religioso y la ignorancia.

La Ilustración, en realidad, fue un fenómeno minoritario de círculos intelectuales de cierta nobleza, clero y burguesía. Aunque puso los fundamentos del futuro pensamiento revolucionario liberal, solamente pretendía reformas sin acabar totalmente con las estructuras del Antiguo Régimen. En la Ilustración había una paradoja: por un lado criticaba la sociedad tradicional y socavaba las bases políticas y económicas del Antiguo Régimen pero, por otro lado, no se atrevió a dar el paso definitivo para romper con esas estructuras.

Las ideas ilustradas se difundieron a través de muchos medios. El siglo XVIII vivió una clara explosión publicadora de libros y periódicos. La edición de la Enciclopedia fue fundamental, siendo la obra más representativa de la Ilustración. Se trató de una empresa que pretendía recopilar todo el saber, dar soluciones e ilustrar. Entre sus autores destacaron Diderot, director de la obra, y D’Alembert, el autor del Discurso Preliminar. Las sociedades científicas, como la Royal Society inglesa, o la Academia de Berlín, fueron instituciones muy activas en  la divulgación de las nuevas ideas, así como los salones y las tertulias. Por fin, habría que citar a la masonería, organización que nació en Gran Bretaña a principios del siglo XVIII y que defendía el deísmo y la filantropía.

 

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