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Jue. Nov 21st, 2024

La Junta pone en marcha una campaña de prevención y atención al ictus para informar a la población de sus signos y síntomas

La delegada de Salud y Familias visita la Unidad de Ictus del Puerta del Mar, de referencia provincial en la asistencia a esta enfermedad y que ha activado en sus cinco años de existencia en torno a 1.500 ‘códigos ictus’

La Consejería de Salud y Familias ha puesto en marcha en los últimos días la campaña de prevención y atención al ictus ‘Es un ictus. Llama al 061’, dirigida a concienciar e informar a la población en general, y especialmente a las personas mayores de 60 años, de los síntomas y signos asociados a esta patología, facilitando su asistencia inmediata, así como de los factores de riesgo asociados y los hábitos saludables para prevenirla.

El hecho de que sea una enfermedad frecuente, con gran impacto en la discapacidad y mortalidad, y que se disponga de un tratamiento eficaz en las primeras horas tras el evento agudo, han sido los motivos por los que la Junta ha impulsado esta campaña, en coordinación con el Plan de Atención al Ictus. Como respaldo a esta iniciativa, la delegada territorial de Salud y Familias, Isabel Paredes ha visitado la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, de referencia provincial en el cuidado a las personas afectadas por esta patología.

Junto al gerente del centro, Sebastián Quintero, el director médico, Miguel Moya, y la directora de Enfermería, Rosario García, la delegada ha tenido la oportunidad de hacer el recorrido de un paciente una vez que se activa el Código Ictus. De Urgencias se traslada a la persona a Radiodiagnóstico, y, en función de los resultados, se deriva a la Unidad de Ictus.

La Unidad de Ictus del Puerta del Mar comenzó su andadura el 1 de marzo de 2016 para la realización de tratamientos avanzados en pacientes con esta patología, siendo en su día el primer hospital en la comunidad autónoma andaluza en disponer de estas terapias las 24 horas del día.

En la actualidad cuenta con dos habitaciones con cuatro camas, aunque la Gerencia del centro contempla una ampliación, con previsión de que empiece este mismo año, que supondría duplicar el número de habitaciones y de camas.

Paredes ha destacado que “el esfuerzo realizado por todos los profesionales sanitarios merece la pena cuando se ven los resultados y permite que la atención a los pacientes con ictus agudo en el Hospital Puerta del Mar esté en consonancia con los últimos avances disponibles y sea la misma que reciben enfermos de otras comunidades autónomas”.

En este sentido, ante un ictus, se activar un gran número de profesionales de diferentes especialidades: Neurología, Urgencias, Radiodiagnóstico, Neuroradiología, Anestesia, UCI, Neurocirugía, Cirugía Vacular, entre otras, además de una dotación de enfermería.

Asimismo, los profesionales implicados en este proceso han destacado la importancia que para el mismo ha tenido la adquisición del nuevo TAC, en funcionamiento desde finales del pasado año, y con una inversión por parte de la Junta de 550.000 euros. En el caso del ictus, este moderno equipamiento supone más rapidez en los resultados y una mayor calidad de la imagen.

1.500 códigos ictus activados en el Puerta del Mar

En tanto que enfermedad tiempo-dependiente, el ictus es una dolencia en la que de su rápida atención depende la supervivencia de quien se ve afectado por ella, así como su posterior recuperación sin secuelas. Es por ello que, en la cadena asistencial del ictus, es fundamental establecer sistemas que favorezcan una interconexión precisa entre los servicios de emergencia extra e intrahospitalarios.

El objetivo del Código Ictus es la puesta en marcha de forma inmediata de los componentes y estructuras implicadas en el diagnóstico y tratamiento en fase aguda de esta patología. Se trata de un sistema que permite la rápida identificación, notificación y traslado de los pacientes con ictus a los servicios de urgencias. De este modo, puede activarse el proceso intrahospitalario de diagnóstico definitivo y el potencial tratamiento mientras se traslada al paciente con ictus hasta el servicio de urgencias.

La correcta aplicación del Código Ictus enlaza con las recientes recomendaciones internacionales que tienen el máximo nivel de evidencia científica en el abordaje del ictus agudo. Se trata de cuatro medidas que son: las Unidades de Ictus, la Trombolisis, la Trombectomía y la Telerradiología/Teleictus. Cuatro prestaciones sanitarias básicas que el Servicio Andaluz de Salud ofrece al conjunto de la ciudadanía y que están orientadas a conseguir que el mayor número de personas que han sufrido un evento agudo puedan beneficiarse del tratamiento adecuado.

En los cinco años que lleva el Hospital Puerta del Mar como centro de referencia provincial para el ictus agudo se han activado más de 1.500 códigos ictus. Tan sólo en el año 2020, y pese a las circunstancias pandémicas, se registraron 495 ingresos por ictus realizándose más de 120 tratamientos de reperfusión. Esta actuación ha permitido mejorar el pronóstico de estos enfermos consiguiendo en muchos de ellos la desaparición total de los síntomas sin secuelas posteriores.

Además, el centro gaditano fue el primer hospital de Andalucía en tener un código ictus pediátrico integrado en la atención urgente a los menores. Aunque las causas que producen ictus en niños difieren a las de los adultos, el código ictus pediátrico ha permitido atender y tratar en el Puerta del Mar a más de una veintena de niños con síntomas sugestivos.

Manejo del ictus

El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo. La sangre no llega al cerebro en la cantidad necesaria y, como consecuencia, las células nerviosas no reciben oxígeno, dejando de funcionar. También se le conoce como accidente cerebrovascular, embolia o trombosis. Aunque puede producirse a cualquier edad, su riesgo aumenta con los años, siendo más frecuente a partir de los 55.

Está considerado el trastorno neurológico grave más frecuente, con gran impacto sociosanitario, por lo que representa un importante problema de salud.

A pesar de los enormes avances en el manejo del ictus en nuestra comunidad, su incidencia es de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes al año; es decir, en Andalucía sufren un ictus cada año más de 17.000 personas. Esto lleva a que, a lo largo de sus vidas, uno de cada cuatro andaluces lo padecerá. La Organización Mundial de la Salud prevé un incremento del 27% en su incidencia hasta 2025, debido al progresivo envejecimiento de la población.

Uno de los principales problemas del ictus es las secuelas que produce en términos de discapacidad física y cognitiva. Además, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres y la segunda entre los hombres, provocando el 10% de la mortalidad total (13% mujeres y 8% hombres). Igualmente, es la primera causa de invalidez permanente en el adulto, teniendo un elevado coste sociosanitario, que ronda los 1.000 millones de euros al año.

Los tratamientos más avanzados para el abordaje de un evento agudo se basan en la reperfusión de la corriente sanguínea que ha quedado interrumpida y son tiempo-dependientes, lo que significa que existe una ventana de tiempo tras el episodio agudo en el que los tratamientos son eficaces para la reducción de las secuelas y la mortalidad, pero si se pasa de este tiempo, dejan de serlo.

Factores de riesgo y hábitos de vida saludables

El 90% de los casos de ictus se podría evitar con una adecuada prevención y un estilo de vida saludable. Aunque son numerosos los factores de riesgo para desarrollar una enfermedad cerebrovascular, los principales modificables para sufrir un evento agudo son la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, la inactividad física y la obesidad, responsables de un elevado porcentaje de la morbilidad y la mortalidad por enfermedades no transmisibles.

Los principales hábitos de vida saludables para su prevención son evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas; aumentar la actividad física diaria y reducir el sedentarismo; seguir una dieta rica en verduras y frutas, y reducir el consumo de sal, azúcares, grasas saturadas y comidas procesadas.

Estas intervenciones sobre el estilo de vida son al menos tan importantes como las medidas farmacológicas y, en muchos casos, incluso por encima de estas, por lo que deben recomendarse y mantenerse en todos los pacientes, con independencia de que reciban o no tratamiento farmacológico.

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