Por su extraordinario paisaje volcánico, que se acopla a la perfección con el verde de su vegetación autóctona, La Palma se presenta ante el viajero como un vergel de naturaleza. Y es que en 2002 la UNESCO concedió a la Isla Bonita el reconocimiento de Reserva Mundial de la Biosfera, protegiendo la mayor parte de sus espacios naturales.
La Caldera de Taburiente forma parte de los 15 Parques Nacionales del territorio español y resulta uno de los atractivos más conocidos para el viajero. Los bosques de pinos dan la bienvenida a un entorno único, coronado por una gran caldera volcánica de ocho kilómetros de diámetro que se ve delimitada por escarpados farallones que llegan a alcanzar los 2.000 metros de altura. Para los más escépticos, este espectáculo geológico continúa en la Cascada de los Colores, donde los tonos rojizos, verdes y naranjas bailan sobre una pared de roca, dispuestos a contentar a sus invitados.
En pleno Parque Nacional se enclava el Mirador de la Cumbrecita, una de las mejores panorámicas de la Isla Bonita que exhibe la grandeza de La Caldera. Desde este punto es posible comenzar varias rutas de senderismo, como las que conducen hasta el Lomo de las Chozas (dificultad baja) o hasta la ermita de la Virgen del Pino (dificultad media).
Asimismo, La Palma cuenta con otros dos Parques Naturales que conforman la riqueza natural de la isla. Por un lado, al sur se encuentra Cumbre Vieja, creado para preservar los conos y coladas volcánicas causadas por las diferentes erupciones acaecidas en la zona del volcán, de donde toma el nombre. Su amplio territorio comprende cinco municipios (Breña Alta, Breña Baja, Mazo, El Paso y Fuencaliente) y es perfecto para el avistamiento de flora y fauna, así como para los fanáticos del senderismo. En este último caso, destaca la Ruta de los Volcanes, recientemente abierta al público, donde la vegetación, los restos de lava volcánica y el mar conforman un verdadero cuadro lleno de matices preparado para maravillar a todo aquel que lo recorre.
En cambio, el Parque Natural de las Nieves domina la zona norte de la Isla Bonita, ocupando los municipios de San Andrés y Sauces, Santa Cruz de La Palma y Puntallana. La originalidad de su paisaje es consecuencia de la erosión continuada a lo largo del tiempo, que ha dado paso a un horizonte sometido a enormes barrancos, como el del Agua, el de San Juan, la Fuente o Nogales. Así, su orografía lo hace perfecto para los viajeros más aventureros que busquen una jornada de rápel o descenso de barrancos.
Por otro lado, la marca Reserva Mundial de la Biosfera también se postula como un distintivo de calidad otorgado a productos, recursos, bienes y servicios locales-especialmente agroalimentarios, artesanales y turísticos de carácter cultural y recreativos-. En el caso del turismo, se han venido potenciando varias iniciativas para promover un sector sostenible y responsable con el entorno palmero. De este modo, los paisajes, gracias también al gran compromiso de sus habitantes, apenas presentan señales de la acción humana y explican uno de sus mejores calificativos: la Isla Bonita.