La pesca artesanal en Barbate y Conil enfrenta una crisis profunda que parece no importar a las autoridades, comenzando por el Gobierno de España. Hace un año, el sector pesquero de estas localidades organizó manifestaciones y emitió comunicados de prensa con la esperanza de captar la atención de las administraciones públicas y buscar soluciones conjuntas a los problemas que afectan desde el Estrecho de Gibraltar hasta la Bahía de Cádiz. Sin embargo, sus llamados de auxilio han sido ignorados.
Los pescadores de Barbate han visto cómo el 95% de su zona habitual de pesca ha desaparecido, obligándolos a desplazarse a Conil, donde el espacio disponible se ha reducido un 70% en los últimos cinco años. Este espacio reducido y el aumento del esfuerzo pesquero en áreas menos afectadas por la alga invasora Rugulopterix Okamurae está llevando a una explotación insostenible de los recursos.
El alga invasora no solo daña las artes de pesca, sino que ha transformado el ecosistema marino, desplazando especies y cambiando sus comportamientos. El atún rojo, que ha aumentado su biomasa en la zona, no puede ser capturado debido a las restricciones impuestas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, lo que agrava aún más la situación de los pescadores locales.
La presencia del pulpo, una especie que solía abundar en el Banco del Hoyo, ha disminuido drásticamente debido al cambio climático y la invasión del alga. La falta de esta especie ha dejado sin sustento a los pescadores artesanales, los arrastreros y barcos recreativos. Esto ha llevado a la venta de barcos y al abandono de la pesca, dificultando el relevo generacional y deteriorando el tejido socioeconómico de la región.
A pesar de los esfuerzos del sector pesquero para gestionar los recursos a menos de seis millas de la costa y de las reiteradas solicitudes de ayuda, el Gobierno de España no ha proporcionado respuestas ni soluciones. Las ayudas prometidas por la Consejería por las pérdidas debido a las algas no se han materializado, aumentando la frustración y la desesperanza entre los pescadores.
El sector pesquero de Barbate y Conil se siente abandonado y cuestiona si su aportación a la soberanía alimentaria y al desarrollo turístico-gastronómico es valorada por las autoridades. La falta de respuestas firmes y coherentes amenaza con la desaparición de un sector primario vital para la región.