La plataforma antidroga alerta de un “cambio de modelo” en el narcotráfico, con organizaciones que introducen cada vez más cocaína y actúan con mayor violencia en la costa gaditana.
La plataforma antidroga Alternativas y la Federación Provincial Nexos han advertido de un “cambio de modelo” en las organizaciones del narcotráfico que operan en la provincia de Cádiz, especialmente en el Campo de Gibraltar. Según su presidente, Francisco Mena, estas redes están incrementando de forma notable la introducción de cocaína por vía marítima, utilizando las mismas estructuras y embarcaciones que tradicionalmente se empleaban para el tráfico de hachís.
La alerta llega tras la reciente intervención en Barbate, donde la Guardia Civil frustró un alijo de más de 400 kilos de cocaína, detuvo a dos personas e incautó un arma larga con dos cargadores municionados. Mena considera que este tipo de operaciones confirman la tendencia y la elevación del nivel de riesgo: “No es lo mismo perder un cargamento de hachís que perder uno de cocaína”, señala, subrayando que la respuesta de los grupos criminales es cada vez más violenta y que los agentes sufren un aumento de situaciones de peligro, incluidas agresiones con disparos.
El presidente de la plataforma explica que las organizaciones dedicadas a la cocaína son más violentas y manejan un volumen económico superior, lo que genera un escenario más complejo para las Fuerzas de Seguridad. Por ello, reclama al Ministerio del Interior que refuerce los recursos policiales en la costa de Cádiz y de Huelva, actualmente las zonas “más afectadas”, sin olvidar los tramos costeros de Málaga y Almería. “Los agentes deben tener a su alcance todos los medios para proteger su vida y para hacer más efectivo su trabajo”, insiste.
Mena advierte de que este cambio estratégico no solo incrementa la presión sobre el territorio, sino que también impacta directamente en la población más vulnerable. Las barriadas humildes del Campo de Gibraltar, afirma, constituyen un “caldo de cultivo” para el narcotráfico debido a la pobreza, la falta de empleo y la ausencia de oportunidades formativas. El beneficio económico que las redes criminales ofrecen a quienes colaboran en el tráfico de cocaína resulta un incentivo peligroso. “El precio que se paga es mucho mayor y eso lo convierte en atractivo para quienes buscan salir de una situación de precariedad”, explica.
El portavoz sostiene que, si no se actúa con urgencia, la situación podría volverse “irreversible”, con un arraigo cada vez mayor de estas organizaciones en zonas especialmente castigadas por el desempleo y la falta de inversión social. Por ello, reclama no solo un refuerzo policial, sino un plan de intervención social integral que disuada a la población local de vincularse a estas actividades ilícitas. “O aquí hacemos algo más en las barriadas humildes donde el narcotráfico tiene su caldo de cultivo, o realmente vamos a tener una situación muy comprometida”, advierte.
Además, insiste en que la respuesta institucional debe ser “contundente” para que quienes contemplan el narcotráfico como una salida económica “entiendan que dedicarse a la cocaína no les va a salir gratuito”.
Las declaraciones de Francisco Mena reflejan la preocupación creciente en el Campo de Gibraltar por la evolución del narcotráfico y la necesidad de abordar el fenómeno desde una doble vertiente: la actuación policial y la intervención social, con medidas que reduzcan la vulnerabilidad económica y frenen la captación de jóvenes por parte de las redes criminales.
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