El rector de la Universidad de Cádiz (UCA), Casimiro Mantell, ha presidido, en el aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras del Campus de Cádiz, el solemne acto de Investidura de nuevos doctores, que, junto a una representación del Claustro universitario, ha contado con la presencia de autoridades, comunidad universitaria, familiares y amigos. En total, 45 investigadores de la UCA han jurado su doctorado en esta ceremonia.
Durante el curso 2022/2023, 106 estudiantes alcanzaron este grado académico en la Universidad de Cádiz tras la presentación y defensa de sus trabajos de investigación, según ha indicado la UCA en una nota.
Asimismo, ha señalado que en nombre de los nuevos doctores y doctoras de la UCA ha intervenido Abdelrahman Fahmy (Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales, del programa de Doctorado de Arqueología e Historia Marítimas). En su alocución, ha tenido presente a sus familias, profesorado, tutores y a la Universidad de Cádiz como institución y ha agradecido el «esfuerzo y la ayuda de la comunidad educativa por apoyar el camino hasta aquí».
De igual forma, el director saliente de las Escuelas de Doctorado de la Universidad de Cádiz, José María González Molinillo, les ha dado la enhorabuena por alcanzar la distinción más elevada para un alumno universitario, recordando que «el doctorado es el primer paso de vuestras carreras investigadoras», así como que «el título de doctor acredita el tesón y capacidad como investigadores».
El rector de la UCA les ha dado la enhorabuena y la bienvenida al Claustro y, al mismo tiempo, ha subrayado que los sentimientos de «orgullo, responsabilidad y compromiso son los pilares emocionales que caracterizan este momento trascendental en vuestras vidas académicas». En su opinión, «el camino para obtener el título de doctor suele requerir de gran esfuerzo, paciencia y constancia, demanda numerosas horas de sacrificio y dedicación y solo encuentra su plena satisfacción cuando se defiende exitosamente la tesis doctoral».
En los 21 programas de doctorado de la UCA, «se establece como requisito, en la mayoría de los casos, la publicación de los resultados obtenidos en una revista de prestigio, asegurando así la calidad del trabajo y su divulgación a la sociedad». En este sentido, ha añdaido que «la realización de una tesis doctoral no solo tiene un impacto académico, sino que también posee una relevancia social. Este logro es un reconocimiento a vuestra capacidad académica y, al mismo tiempo, un aporte valioso a la comunidad y a la construcción del conocimiento».
Para Casimiro Mantell, «la carrera investigadora es una senda compleja que, lamentablemente, no está debidamente reconocida ni definida en los modelos actuales y es frecuente llegar al final de la tesis doctoral y cuestionarse: ¿Y ahora qué?».
«Las opciones que nos ofrecen las leyes vinculadas al sistema universitario y la Ley de la Ciencia están ligadas a figuras posdoctorales o al acceso a plazas de profesores establecidas por la LOSU», ha recordado el rector, que ha señalado que «el problema inherente a estos dos modelos radica en que las leyes no garantizan una continuidad, incluso cuando el desempeño es excelente».
Por ello, ha añadido que considera «crucial establecer mecanismos que aseguren que los investigadores que concluyen sus tesis doctorales tengan oportunidades de desarrollar su actividad investigadora, especialmente en entornos universitarios».