La vendimia en el Marco de Jerez cae un 45% y se queda en 34 millones de kilos de uva
El calor extremo de agosto y el mildiu tras las lluvias de 2024 y 2025 reducen drásticamente la producción en Jerez, Sanlúcar y Trebujena.

La vendimia en el Marco de Jerez afronta su recta final con cifras muy por debajo de lo esperado. Según datos del Consejo Regulador de los Vinos de Jerez y Manzanilla, hasta el 8 de septiembre de 2025 se habían molturado 34,4 millones de kilos de uva, lo que supone un 45% menos que en la campaña del pasado año, cuando ya se habían superado los 62 millones en la misma fecha.
La caída de producción, inicialmente estimada entre un 30 y un 40%, se ha visto agravada por la ola de calor de agosto, con varios días de temperaturas extremas en la provincia de Cádiz. A ello se suma el efecto del mildiu, un hongo favorecido por las abundantes lluvias registradas entre finales de 2024 y la primavera de 2025, que dañó buena parte de los viñedos.
En la comparativa entre campañas, la reducción se observa en todas las zonas del Marco de Jerez. En Jerez de la Frontera, la de mayor volumen con 19 lagares, se han recogido por el momento 22,3 millones de kilos, frente a los casi 40 millones de 2024. En Sanlúcar de Barrameda, cuna de la manzanilla, se han molturado 4,2 millones de kilos, un 54% menos que los nueve millones del año pasado.
En Trebujena, tercera en volumen, la vendimia alcanza los 4,3 millones de kilos, frente a los 7,8 millones de 2024, mientras que en Rota la caída ha sido menos acusada: de 158.000 kilos se ha pasado a 107.000, lo que supone una reducción del 32%.
El Consejo Regulador confirma que la situación afecta de manera generalizada a todo el Marco de Jerez y advierte de que estas cifras finales, a pocos días de cerrarse la campaña, consolidan una de las vendimias más bajas de las últimas décadas.
La merma productiva tendrá impacto en las bodegas y en el sector vitivinícola de la comarca, que depende en gran medida del equilibrio entre la exportación de vinos, la hostelería y el enoturismo. Desde el Consejo se insiste en que el patrimonio bodeguero debe adaptarse a escenarios cada vez más marcados por fenómenos climáticos extremos y enfermedades de la vid.
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