Reino Unido también ha realizado propuestas de cara al acuerdo con la UE que regulará la futura relación con Gibraltar tras el Brexit, han subrayado fuentes británicas a Europa Press, después de que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, insistiera la víspera en que Londres debe dar una respuesta a la propuesta formulada por España.
«Tanto Reino Unido como la Unión Europea han presentado textos a lo largo de las negociaciones», han señalado las fuentes, después de que Albares insistiera este lunes en que corresponde a Londres dar una respuesta afirmativa o negativa a la propuesta que se planteó a finales de 2022.
El ministro español ha venido defendiendo en los últimos meses que «la pelota está en el tejado» de Reino Unido después de que España junto con la UE hayan presentado una propuesta «equilibrada y generosa» que permitiría crear la zona de prosperidad compartida entre el Peñón y el Campo de Gibraltar a la que aspiran los dos países.
Con su respuesta, las fuentes británicas dejan claro que sobre la mesa no hay un texto único, sino varios que han ido presentado a lo largo del proceso tanto Londres como Bruselas, que es quien negocia en nombre de los Veintisiete el acuerdo que permitirá regular la relación entre Gibraltar y la UE tras el Brexit. Precisamente, esta misma semana se celebrará una nueva ronda negociadora, la decimoctava.
Así las cosas, las fuentes también han recalcado que «solo podrá alcanzarse un acuerdo respetando el equilibrio» de lo pactado por Londres y Madrid la Nochevieja de 2020. Dicho memorándum sentó las bases para la negociación que está llevando a cabo Bruselas y contempla, entre otras cosas, la supresión de la Verja y la entrada de Gibraltar en el espacio Schengen.
Al mismo se refirió hace unos días el secretario de Estado de Exteriores, David Rutley, en una comparecencia ante el Parlamento británico, subrayando que el objetivo es «salvaguardar la prosperidad de Gibraltar garantizando que personas y bienes pueden circular con facilidad» entre el Peñón y el Campo de Gibraltar.
«Aunque las negociaciones han sido técnica y políticamente complejas», reconoció Rutley, «se han hecho progresos significativos y tanto Reino Unido como la UE han presentado textos» durante las diecisiete rondas negociadoras y las reuniones técnicas que se han mantenido desde octubre de 2021.
El secretario de Estado británico indicó que de forma paralela a la negociación con la UE, Reino Unido también ha mantenido un «diálogo regular» con España y aseguró que «va en el interés de todos» la conclusión de un acuerdo que «ayude a garantizar la prosperidad futura» tanto en Gibraltar como en el Campo.
«Esto puede hacerse sin perjuicio a nuestras posturas respectivas sobre la soberanía y la jurisdicción» del Peñón, recalcó Rutley, que volvió a dejar claro que Reino Unido no está dispuesto a ceder «en nada que comprometa la soberanía» británica sobre Gibraltar, cuyo Gobierno forma parte del equipo negociador británico con la UE.
SIN PLAZOS PARA EL ACUERDO
Aunque ni Londres ni Bruselas quieren hablar de plazos, lo cierto es que la celebración de elecciones europeas en junio y el previsible adelanto electoral en Reino Unido, donde los sondeos apuntan a una salida de los conservadores y el regreso de los laboristas a Downing Street, imprimen cierta urgencia al acuerdo.
En caso de no sellarse en las próximas semanas, correspondería a la nueva Comisión Europea y al nuevo Gobierno británico ultimar su negociación, lo que podría retrasar todo el proceso durante varios meses más.
En este sentido, el ministro principal para Gibraltar, Fabian Picardo, sostuvo la semana pasada ante el Parlamento gibraltareño que lo deseable sería un acuerdo «lo antes posible» pero aclaró que ello no impide que este pueda cerrarse tras las elecciones europeas. «No vamos a ser nosotros los que nos levantemos de la mesa simplemente porque haya elecciones europeas», recalcó.
De forma similar se pronunció durante su reciente visita al Peñón el secretario de Estado para Europa, Leo Doherty, para quien no se está «ante un precipicio» y no sería «ningún problema» que hiciera falta más tiempo, si bien esta urgencia temporal imprime cierto impulso a la negociación.