Martín Vila dejó ayer en manos de la Junta de Andalucía la decisión sobre la idoneidad de que los chiringuitos permanezcan instalados todo el año tras los destrozos provacados por la borrasca Emma en los últimos días. El Primer Teniente de Alcalde y concejal de Urbanismo recordó que estas instalaciones cuentan con un pliego de condiciones elaborado por el Ayuntamiento de Cádiz que regula estos establecimientos durante nueve meses al año. Para permanecer instalados durante los otros tres meses la Junta de Andalucía les otorgó una autoriazación en precario, que es lo que permite su presencia durante los meses invernales.
Tampoco en esta ocasión el Equipo de Gobierno muestra claramente su postura a favor o en contra de los chiringuitos dejando ver que quizás y solo quizás la presencia de estas estructuras en la playa no sería adecuada en los meses de invierno. Como en otras ocasiones el Equipo de Gobierno demuestra no tener un criterio propio o al menos no expresarlo a las claras tal y como ocurrió con las barbacoas del Carranza, que en un primer momento calificaron de tradición y posteriormente demonizaron o la subvención que Diputación otorgó al Cádiz Club de Fútbol para sus desplazamientos, muy criticada desde el Ayuntamiento a posteriori mientras que en el Pleno en que se aprobó el Alcalde no hizo ninguna manifestación al respecto.
Existen argumentos a favor y en contra de los chiringuitos, todos ellos respetables. Tan legítimo es defenderlos como criticarlos, incluso es posible cambiar de opinión. Posicionarse a golpe de titular traslada la imagen de actuar de manera improvisada, sin que exista una planificación o un criterio propio. No tiene sentido colaborar con el trámite admisnistrativo que ha permitido la permanencia de estos establecimientos si no entraban en el modelo de ciudad de este Equipo de Gobierno.