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Sáb. Nov 23rd, 2024

Más de 600 andaluzas serán diagnosticadas este año de cáncer de ovario

Este tipo de tumor afecta cada vez a más mujeres, pero su tratamiento está mejorando progresivamente gracias a la identificación de nuevas dianas terapéuticas y la personalización de los tratamientos a las pacientes, en especial en las mujeres con cáncer de ovario de origen hereditario o con mutación de BRCA

Más de 600 mujeres en Andalucía serán diagnosticadas de cáncer de ovario en este año 2021, si bien casi la mitad de ellas conseguirá superarlo gracias a los últimos avances y tratamientos oncológicos que están mejorando el diagnóstico, la supervivencia y la calidad de vida de muchas pacientes, en especial en las mujeres con cáncer de ovario de origen hereditario o con mutación de BRCA. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Cáncer de Ovario, que se celebra mañana, la Sociedad Andaluza de Oncología Médica (SAOM) ha querido informar de los últimos datos sobre este tipo de tumores en la comunidad y de los avances y descubrimientos terapéuticos más importantes que se están logrando en los últimos años en este campo, para así continuar concienciando a la sociedad sobre la importancia del cáncer y lanzar un mensaje de optimismo a las pacientes y familiares con tumores de ovario. 

El cáncer de ovario es uno de los más graves entre las mujeres, y según los datos que maneja la Sociedad Andaluza de Oncología Médica, constituye la principal causa de mortalidad por tumor ginecológico en España. Se estima que en 2021 se diagnosticarán en nuestro país 3.659 nuevos casos de cáncer de ovario, de los que unos 650 serán en Andalucía. 

Actualmente es el séptimo cáncer según el número de casos que se detectan cada año y el quinto con mayor tasa de mortalidad en la población femenina española, tras el cáncer de pulmón, mama, colon y páncreas. Esto es debido a que aproximadamente el 70% de los tumores de ovario se detectan en estadios avanzados. 

No obstante, a pesar de estas cifras, casi la mitad de las mujeres con cáncer de ovario logrará superarlo, ya que su tasa de supervivencia ha ido aumentando en los últimos años. En concreto, la tasa de supervivencia neta del cáncer de ovario ha experimentado un ligero ascenso en los últimos años, pasando del 37,5% en el periodo 2002-2007 al 41%, en el periodo 2008-2013. 

Según destaca la doctora Purificación Estévez, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cáncer Ginecológico de la SAOM, y oncóloga médica del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, los resultados en el tratamiento del cáncer de ovario han mejorado progresivamente, sobre todo tras la identificación y aplicación de nuevas dianas terapéuticas y la personalización de las terapias a las pacientes. 

En los tumores epiteliales serosos de alto grado, que son el subtipo más frecuente, es donde se han producido los avances más destacados. “Hemos conocido que hasta el 50% de estos tumores de ovario presentan alteraciones en los genes relacionados la reparación del ADN mediante el mecanismo de recombinación homóloga, de los que un 15-20% se deben a mutaciones en los genes BRCA1 o 2”, señala la doctora Estévez. 

Los inhibidores de la proteína PARP (Olaparib, niraparib y rucaparib) son fármacos muy activos en los tumores que presentan estas alteraciones, y en los últimos años han provocado un cambio en el paradigma del tratamiento del cáncer de ovario. En tumores en recaída, su empleo como mantenimiento tras respuesta a la quimioterapia basada en platino ha permitido retrasar la progresión y aumentar la supervivencia global de las pacientes. “Desde 2019, este beneficio en supervivencia libre de progresión se ha confirmado en la primera línea”, añade Purificación Estévez. 

“Disponer de nuevas terapias como ésta es fundamental para continuar avanzando en el tratamiento y curación de este tipo de tumores, y en Andalucía estamos trabajando para las pacientes con cáncer de ovario y otros tumores ginecológicos tengan las mejores opciones terapéuticas posibles”, afirna la oncóloga médica. 

El cáncer de ovario es una enfermedad más frecuente en las mujeres postmenopáusicas, con mayor incidencia entre los 50 y 75 años. Entre los principales factores que complican su diagnóstico y tratamiento y explican su elevada mortalidad se encuentran, principalmente “la ausencia de síntomas específicos al inicio, lo que motiva que la mayoría de pacientes se presenten con enfermedad diseminada al diagnóstico -que es más difícil de curar-, y la ausencia de métodos de detección precoz que sean eficaces y estén validados. De este modo, la mayoría de pacientes (70-80%) se diagnostican en estadios avanzados de la enfermedad”, explica Purificación Estévez. Además, no se trata de una enfermedad heterogénea, sino que existen al menos 4 subtipos histológicos distintos, que se comportan de forma diferente en frecuencia y conducta, y distintos subtipos moleculares que presentan también mutaciones diferentes. 

Es por ello, que ante la dificultad de contar con una técnica o método para la detección precoz del cáncer de ovario y su identificación en estadios iniciales, los expertos de la SAOM recomiendan a las posibles mujeres afectadas que acudan a su ginecólogo cuando aprecien algún posible síntoma de la enfermedad. Entre estos síntomas se incluyen como más frecuentes la hinchazón o distensión abdominal progresiva, la sensación repetida y persistente de plenitud con la comida, incluso con pequeñas cantidades, molestias pélvicas y/o abdominales que persisten y no tienen una explicación lógica, o molestias al orinar y/o hacer deposición que persisten y no se explican por otras causas, o el sangrado vaginal inapropiado. 

Asimismo, como destaca el doctor Antonio Rueda, presidente de la SAOM, también es importante evitar los factores de riesgo a nivel general del cáncer, como son los vinculados a un estilo de vida poco saludable o al consumo de alcohol y tabaco. En este sentido, a modo de ejemplo, hay estudios de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) que demuestran la relación causal entre la obesidad y diferentes tipos de cáncer, entre ellos el de ovario, “por lo que debemos seguir apostando por las medidas de prevención para evitar todos aquellos tumores que puedan ser evitables o disminuir ese riesgo en el mayor porcentaje de casos posible”, apostilla. 

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