No sé si ustedes se han dado cuenta, pero Susana Díaz está trabajando. Sí, lo repito, está trabajando. Me refiero a hacer cosas que en apariencia no son las propias suyas, ya saben eso de apretar las tuercas a esta agrupación por un quítame esas críticas, mover un par de fichas internas para dejar caer a un tibio o, por poner otro caso, lanzar unas patadas tobilleras a los sanchiztas que queden por esas agrupaciones socialistas dejadas de la mano de dios. Por resumir, Susana parece que ahora ya no está preocupada por Pedro. ¿O sí?.
Tanta preocupación por los presupuestos del Estado, por los equilibrios entre autonomías, esa visita a Bruselas con aires de inspectora general que llega dispuesta a poner orden en una Unión Europea despistada y desorientadas. Verla con ese desparpajo tan semejante al de esa otra gran mujer de la política patria, Esperanza Aguirre. ¿No me digan que no se les asemejan estas dos damas aguerridas y poderosas? Yo es que día a día veo crecer sus semejanzas. Ambas te miran a la cara, sueltan una obviedad o una simpleza de tamaño inusual y ¡zas! ya parece que tienen talla política e ideas audaces para sacar esta sociedad adelante. Porque a servidor la coletilla de «estaré donde quiera mi partido» le va sonando ya a topicazo e idea recurrente, por mi parte los militantes podían ponerla fuera del partido y así todos estaríamos más tranquilos. Ellos, lo socialistas, y nosotros los ciudadanos corrientes y comunes que nos vemos cada día afrentados por una política de tan corto y pobre nivel. ¿Habrá un proyecto de país de izquierdas en esa cabeza? nos preguntamos algunos, cada día más.
Y Pedro en esto ¿a qué se dedica? Porque la verdad es que se le veía, más bien no se le veía, como ausente. Algunos ya lo habían enterrado y cantado responso. Ya saben gente corta de ideas y larga de malas intenciones, militantes como Mario el ángel exterminador de la gestora o Juanito «Pistolas» Cornejo, rey de las agarraderas de solapas, ese socialista íntegro que colocó a su niño en la Diputación, todo un gesto del ideario susanista. Y no fue al tercer día, sino al mes y pico que resucitó. Y lo hizo en Valencia, un gesto para tocarle las partes a uno de los traidores, luego marchará a la cuenca minera de Asturias, lugar obrerista como pocos y también para seguir tocando las partes al gerifalte de la gestora. Y para culminar, para dar el do de pecho de la osadía y el arrojo, a Sevilla a la parte delantera del cortijo de Suasana, la del gran proyecto para Andalucía, España, Europa o lo que se ponga por delante. Pedro el 15 de diciembre en Sevilla, Susana el día 16 en Jaén. Gran duelo al sol del sur. En Sevilla encontraremos concentrado a todo el descontento con tanto despotismo interno y vacuidad de ideas, cosas ambas que caracterizan al susanismo. En lo que sé, que es bastante creanme, muchos militantes gaditanos se moverán el día 15 a Sevilla y pasarán de Jaén. Los socialistas hastiados de maniobras sucias y derechización, los que regalarían mañana mismo Susana Díaz a esa derecha que la admira tanto, los que se avergonzaron tanto del famoso Comité Federal como de la abstención a Rajoy, esos irán a Sevilla a arropar a Pedro. Luego los otros, los de la crisis alimentaria, los de los nombramientos en el BOJA, los aduladores de ver si cae algo, los que más que ideas lo que tienen es estómagos que rellenar (y bolsillos), esos y algún incauto estará en Jaén. A Sevilla con las rentas del bolsillo propios, a Jaén a costa de la secretaría de organización. No hay color. Aunque hay quien quizás vaya a Sevilla camino de Jaén. Ya saben, lo de una vela a dios y otra a la diablesa. Cosas de los socialistas. Como comprobarán mi corazón estará en Sevilla. No hay color.