Piden declarar Santuario Marino el Estrecho de Gibraltar para proteger a las orcas residentes
El Proyecto Gran Simio y el Corredor Biológico Mundial solicitan medidas urgentes para preservar a la subpoblación de orcas que habita en la zona de Barbate, en peligro por el tráfico marítimo y la criminalización de su comportamiento.

El Proyecto Gran Simio y el Corredor Biológico Mundial han solicitado la declaración urgente del Estrecho de Gibraltar como Santuario Marino para las orcas residentes, especialmente aquellas que habitan en aguas cercanas a Barbate (Cádiz). La petición, presentada este 29 de julio, está dirigida al Ministerio para la Transición Ecológica, al Gobierno andaluz y a las instituciones europeas, con el objetivo de proteger a una subpoblación de orcas catalogada actualmente en peligro.
Desde 2020, en la zona se han registrado interacciones cada vez más frecuentes entre estas orcas y embarcaciones de recreo. Según las entidades promotoras, estos cetáceos están siendo injustamente calificados como agresivos, cuando su comportamiento podría deberse al estrés acústico, traumas por colisiones anteriores o incluso a juegos propios de ejemplares jóvenes.
“El Estrecho de Gibraltar debe convertirse en un espacio de protección y convivencia. Las orcas no son intrusas y expulsarlas sería un acto de violencia contra una especie consciente”, ha afirmado Pedro Pozas Terrados, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio.
La propuesta incluye una batería de medidas urgentes entre las que destacan:
- La declaración oficial del Estrecho como Santuario Marino para Orcas.
- La creación de una Zona de Especial Conservación (ZEC) en el área de Barbate.
- El reconocimiento legal de estas orcas como personas no humanas o entidades con derechos.
- La formación de un comité ético-científico de supervisión con expertos en etología, derecho ambiental y representantes de asociaciones locales.
- El desarrollo de campañas educativas y divulgación científica sobre el valor ecológico y social de estos animales.
- La instalación de boyas pasivas de monitoreo acústico para estudiar su comportamiento y reducir el impacto del ruido submarino.
Las organizaciones recuerdan que casos anteriores como la extinción de la foca monje en el Mediterráneo por presión humana no deben repetirse. “Proteger a estas orcas es un deber moral, ecológico y científico. No podemos cometer los mismos errores del pasado”, ha añadido Pozas.
Desde el punto de vista ecológico, las orcas cumplen un papel clave como superdepredadores. Regulan otras poblaciones marinas y su actividad contribuye a la fertilización del océano mediante nutrientes que estimulan el crecimiento del fitoplancton, base del ecosistema marino y esencial para la absorción de CO₂.
“Deben dejar de criminalizar a las orcas. No son monstruos marinos, sino seres inteligentes, sociales y con culturas propias. Merecen respeto y protección”, concluye el director del Proyecto Gran Simio.
Esta solicitud se enmarca en una creciente preocupación por el impacto humano sobre especies marinas en entornos de alto valor ecológico como el Estrecho de Gibraltar, punto clave para el paso de cetáceos y aves migratorias entre el Atlántico y el Mediterráneo.