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Jue. Nov 21st, 2024

Otra política cultural pública en Cádiz es posible. Segunda parte

José Luis BenHay quienes apostatan de la planificación cultural  en lo público, y si hablamos de lo cultural en el ámbito público aun más. Todavía recuerdo de mis tiempos de concejal cuando Teófila Martínez en un pleno, ante mi enésima petición de los planes museológicos de los museos gaditanos me respondió, cito de memoria, «¡Qué pesado es usted con los planes!¡Tanto plan museístico! Yo no creo en la planificación sino en el dinero contante y sonante». Cada vez que recuerdo los más de doscientos millones de euros de déficit que nos dejó la señora se me vienen asociadas estas palabras. Política Cultural Pública planificada era una expresión desconocida para la anterior alcaldesa y si hubiera planificado más, seguro que otro gallo nos hubiera cantado, no el de la ruina que dejó.

La semana pasada comentaba que la irrupción de la nueva política ha supuesto un cambio de numerosos comportamientos en la forma de hacer política, igualmente en las políticas culturales. Y dicha influencia, dichos cambios han llegado a Cádiz. No sólo es el hecho de que el equipo de gobierno responda en líneas generales a esa denominada nueva política, también se trata de un cambio más profundo y si se me permite más deseado. Después de años de un concejal impostado en el rol de gestor técnico y con un desmembramiento del servicio de cultura en varios departamentos basado en sus intereses personales, la cultura en Cádiz necesitaba un revulsivo, un nuevo enfoque. Eso era algo que se pulsaba en el ambiente, con este gobierno o con otro similar, no con los anteriores.

La nueva dirección política y técnica en cultura del ayuntamiento decidió, con gran acierto, iniciar un proceso de planificación estratégica para diseñar las nuevas políticas públicas. Incluso dando un paso más atrevido, planificación abierta a la participación ciudadana. La Fundación Autor publicó hace ya unos años un libro sobre la planificación estratégica de la cultura en España, una lectura rápida del mismo nos muestra que la participación es inherente a los procesos de planificación, una lectura profunda nos lo confirma. Igualmente los escépticos pueden echar un vistazo a esta publicación de Félix Manito, uno de los máximos expertos del tema en nuestro país y Latinoamérica,En este sentido nuestro ayuntamiento con Culturas Comunes ha acertado en lo que es la metodología de elaboración del plan.

Comprendo que haya gente que no vea estas cosas, sin ir más lejos el autodenominado periodista sieso, porque la idea de planificar, organizar, prever, anticipar las acciones de los poderes públicos en lo referido a la cultura y lo que implica (poesía, teatro, música, artes plásticas, etcétera) resulta casi una herejía amén de un brindis al sol. Por ello sólo dos comentarios al respecto. Planificar cultura no se refiere a sus contenidos, estos son patrimonio de creadores y promotores, sino a todo lo que debe hacer posible la generación de un entorno más adecuado para el desarrollo artístico y cultural. Segundo, ciudades que apostaron por la calidad y el desarrollo cultural, Bilbao y Barcelona son sólo dos ejemplos más, han construido modelos de ciudad más exitosos y abiertos en los que este sector sirve de pilar y apoyo tanto para la irrupción de la modernidad como para economías de servicios avanzados.

La semana que viene más en torno a Culturas Comunes.

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