La tecnología ha llegado con fuerza a nuestras vidas. De hecho, hace ya más de una década que casi ninguno de nosotros sale a la calle sin llevar en su bolsillo un teléfono móvil con conexión a Internet que nos permita comunicarnos cómo y cuándo queramos.
Sin embargo, este no es el único dispositivo que llevamos encima. También es habitual contar con un reloj inteligente o pulsera de actividad en la muñeca. Sin embargo, hay unos ‘gadgets’ que acaban de aparecer en el mercado y que cada vez están haciéndose más populares. Hablamos, cómo no, de los anillos inteligentes.
¿Qué son los anillos inteligentes?
Los anillos inteligentes o ‘smart rings’ son unos pequeños dispositivos electrónicos que se colocan en los dedos. De hecho, tienen la misma forma que los anillos convencionales, por lo que pueden usarse como si fuesen joyas y pasar completamente desapercibidos. Es más, hasta aportan una buena dosis de estilo a nuestro ‘look’.
Estos pequeños ‘gadgets’ cuentan en su interior con una serie de sensores destinados a medir diversos parámetros. Sería el caso, por ejemplo, de la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea o el número de calorías quemadas. Por tanto, su función principal es la de actuar como un elemento de seguimiento del estado de salud.
Sin embargo, van más allá. Estos pequeños dispositivos son capaces de mostrar notificaciones recibidas en el teléfono o permitirnos hacer pagos en comercios si cuentan con la tecnología NFC. Solo hay que vincular a ellos una tarjeta de crédito o débito a través de una aplicación específica como Google Pay o Apple Pay.
Además, los anillos inteligentes pueden servir como controladores a la hora de usar gafas de realidad virtual. En este sentido, resultan muy útiles para hacer más natural la experiencia de, por ejemplo, jugar en https://www.bet777.es/ con esta tecnología. Detectan el movimiento de las manos y lo llevan al visor.
¿Cómo empezar a usar un anillo inteligente?
Los ‘smart rings’, al igual que sucede con las pulseras de actividad y los relojes inteligentes, necesitan estar vinculados a un dispositivo principal vía Bluetooth. En este caso, a un teléfono móvil, el cual debe albergar una aplicación específica a la que serán enviados los datos recopilados. En cualquier caso, el proceso es sencillo y rápido.
Una vez activada la sincronización Bluetooth en ambos dispositivos e instalada la ‘app’ en el teléfono, ambos dispositivos quedarán conectados y se enviarán información mutuamente. Después, el usuario solo tendrá que consultar dicha aplicación para observar sus métricas o realizar cualquier acción permitida.
¿Puede que todos tengamos un anillo inteligente en el futuro? Desde luego, se trata de una pregunta que no se puede responder a ciencia cierta. Sin embargo, si tenemos en cuenta la discreción que poseen este tipo de dispositivos, el gran número de funciones que ofrecen y la apuesta que por ellos están haciendo muchas grandes compañías tecnológicas (el mejor ejemplo es Samsung, pero hay muchas otras), la respuesta más probable es que sí. Solo es cuestión de tiempo.