Eran las cuatro de la mañana de esta madrugada cuando la propietaria del bar La Casapuerta recibió en su domicilio la visita de la Policía Nacional. La puerta del bar que regenta en la calle Sagasta había sido forzada y uno o varios individuos habían accedido al local, llevándose la caja registradora con efectivo y el ordenador. Además de los daños provocados en uno de los enormes portones de madera del establecimiento.
A pesar de la alarma y de que tanto la Policía como la seguridad privada no tardaron más de cinco minutos en llegar, los ladrones ya habían huido. Debió ser un visto y no visto.
En vísperas del Carnaval no oficial, tan esperado por los hosteleros, un nuevo varapalo para un negocio local. Lo que debería haber sido una mañana de atender a la clientela, recibir a proveedores y preparar el local para la fiesta, ha pasado a ser un día de gestiones, seguro y visita a Comisaría para presentar la denuncia.