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Vie. Nov 22nd, 2024

TRIBUNA LIBRE – Un cambio que lo envuelve todo

Hoy en día podemos encontrar todo tipo de alimentos frescos en cualquier momento del año en nuestro supermercado. La variedad que tenemos ahora genera grandes posibilidades en nuestros platos, con alimentos de cualquier parte del mundo y en cualquier época del año. Pero, además del beneficio que supone este aumento de las variedades de frutas, verduras u otros alimentos que podemos comer a destiempo, hay que tener en cuenta lo que implica esta ventaja ya que son varios los factores que influyen tanto en nuestro cuerpo como en nuestro planeta.

Por una parte, debemos de tener en cuenta que los alimentos que no son de temporada requieren un mayor gasto energético para producirlos. Si atendemos al lugar de origen de dicho alimento, contamos con el mismo problema de alteraciones a nivel organoléptico, esto es, alteraciones en el sabor, etc., debido a la utilización de cámaras frigoríficas para conservarlos durante el viaje. A esto se suma un valor socio-económico añadido. Es decir, que cuanto mayor sea la distancia hasta el lugar del que proviene el alimento, estaremos consumiendo un mayor número de recursos para acercarlos hasta nuestras mesas.

El uso de envases de plástico es otro de los factores que condiciona la sostenibilidad medioambiental. Consumimos un exceso de plásticos para envolver alimentos que, ya de por sí, cuentan con envolturas naturales que les protegen. Las frutas y verduras son un buen ejemplo de ello. Estamos totalmente acostumbrados a ver en el supermercado bandejas en las que existe ya una cantidad seleccionada de plátanos, tomates o aguacates y que resultan de gran facilidad para su compra. Pero lo que tenemos que tener en cuenta es de los millones de kilos de residuos que se generan en algo que podría evitarse al completo. Otro ejemplo muy claro lo muestran las frutas peladas y troceadas que se venden para un consumo instantáneo.

Por otra parte también se deben de tener en cuenta la cantidad de kilos de comida que se desperdician a diario tanto de nuestras neveras como de restaurantes, hoteles, etc. Esto hace que, a la vez que la comida, se están desperdiciando muchos recursos, como pueden ser los hídricos. Coge aquí especial relevancia hablar de una economía sostenible, para la cual es imprescindible tener en cuenta todo lo comentado anteriormente y poner todos los medios disponibles para que las generaciones venideras conserven todos los recursos y privilegios con los que contamos ahora. Es decir, la aplicación de las llamadas 3 “R”, que son: reducir el despilfarro de alimentos, reutilizar las sobras y reciclar adecuadamente.

El Día de la Gastronomía Sostenible, que se celebra este 18 de junio en todo el mundo, sirve para recordar y tener en más consideración todos los beneficios que trae consigo este tipo de alimentación, tales como la preservación de la naturaleza, la conservación de los bosques y una comida más nutritiva. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros como consumidores?. Pequeños gestos como planificar los menús semanales para una mayor organización y previsión de lo que se necesita comprar; reciclar la basura que generamos en casa; tratar de tener a la vista los alimentos perecederos que tengan más tiempo y que se puedan echar a perder o evitar comprar productos embalados que no tendrían necesidad de estarlo, son algunas de las opciones. Asimismo, el llamado “desperdicio cero” es la iniciativa que tiene por objetivo reducir al máximo la basura y contribuir así a la conservación del medio ambiente. También resulta interesante tratar de consumir productos ecológicos, ya que evitan los elementos químicos para su producción, los cuales se pueden depositar en nuestro organismo y derivar en otros problemas de mayor envergadura. Pero el cambio más significativo que podemos hacer es el de integrar la dieta mediterránea en nuestra dieta, gracias a los múltiples beneficios que trae consigo.

Dr. Carlos Fdez. Fuentes, director médico del Grupo NC Salud

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