Un estudio descubre en Atlanterra una de las secuencias de arte prehistórico más antiguas del sur de Europa
Un estudio descubre en Atlanterra una de las secuencias de arte prehistórico más antiguas del sur de Europa, con casi 900 motivos que abarcan desde el Paleolítico hasta el arte esquemático.

Un estudio científico liderado desde la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha descubierto que la cueva de Atlanterra, situada en la provincia de Cádiz, conserva una de las secuencias de arte prehistórico más antiguas y completas documentadas hasta ahora en el sur de Europa. La investigación ha sido publicada en la revista especializada Rock Art Research y aporta una nueva interpretación de este enclave arqueológico.
El trabajo se ha desarrollado en el marco de la tesis doctoral del arqueólogo Hugo de Lara López y ha permitido reordenar de forma significativa el conocimiento previo sobre la cueva. Según el estudio, el conjunto gráfico de Atlanterra abarca un amplio recorrido temporal que se inicia en los momentos finales del Gravetiense o los comienzos del Solutrense y se prolonga hasta un periodo postpaleolítico plenamente desarrollado.
La investigación ha documentado un total de 896 motivos repartidos en 16 paneles, una cifra considerada excepcional para un abrigo de pequeñas dimensiones. El registro se ha realizado mediante técnicas digitales avanzadas que han permitido recuperar trazos muy deteriorados por la erosión y apenas perceptibles a simple vista.
El repertorio gráfico está compuesto mayoritariamente por signos abstractos como puntos, barras, líneas y trazos meandriformes, que se organizan en agrupaciones complejas. Junto a ellos aparecen figuras reconocibles, entre las que se incluyen representaciones humanas, animales y un posible motivo vegetal.
Uno de los aspectos más relevantes del estudio es la enorme variabilidad técnica observada, especialmente en los motivos puntiformes. Las diferencias en tamaño, densidad y trazo sugieren que estas representaciones pudieron ser realizadas por distintos individuos, lo que refuerza la hipótesis de que parte del arte prehistórico tuvo un carácter colectivo y comunitario.
El análisis ha permitido identificar tres grandes fases en la evolución gráfica de la cueva. La más antigua corresponde al Paleolítico y reúne algunas de las representaciones más destacadas, como una cabeza de caballo vinculada al Solutrense temprano y una cabeza de ciervo con paralelos en contextos magdalenienses del Mediterráneo peninsular. A esta fase se suman conjuntos de signos muy erosionados que confirman una ocupación temprana del abrigo.
Tras esta etapa, se documenta un episodio intermedio, situado en los inicios del Holoceno, en el que aún se conservan ciertos rasgos naturalistas. En este periodo aparecen figuras como un cuadrúpedo de trazo suave y un motivo vegetal, que reflejan una transición hacia formas más simplificadas.
La última fase corresponde al arte esquemático postpaleolítico, caracterizado por la presencia de figuras humanas estilizadas, barras, zigzags y otros signos abstractos. Estas representaciones se superponen o se sitúan junto a motivos mucho más antiguos, evidenciando la reutilización simbólica del espacio a lo largo de milenios.
El estudio también ha revelado conexiones estilísticas de gran interés entre Atlanterra y otros yacimientos rupestres del entorno. Se han identificado paralelos claros con la Cueva del Tajo de las Figuras y con enclaves situados en el norte de Marruecos, lo que refuerza la idea del Estrecho de Gibraltar como un corredor simbólico y cultural desde tiempos prehistóricos.
Estas afinidades, tanto con yacimientos de la península ibérica como del norte de África, amplían el marco interpretativo del conjunto y sitúan a Atlanterra en una red de intercambios simbólicos de larga duración.
La UNED destaca que, gracias a la combinación de metodologías digitales, revisión historiográfica y análisis comparativo, la cueva de Atlanterra puede considerarse un archivo excepcional para comprender la evolución del arte prehistórico en el extremo sur de Europa. El enclave muestra una continuidad de uso a lo largo de decenas de miles de años y una convivencia de tradiciones gráficas muy diversas.
Hasta ahora considerada un conjunto menor, Atlanterra se revela como una pieza clave para el estudio de los paisajes culturales prehistóricos y del papel del sur peninsular en la historia del arte rupestre europeo.
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