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Andalucía y más allá

Uno de cada diez niños andaluces menores de tres años presenta retrasos en el habla

Delia Millán, psicóloga de Atención Temprana de Grupo IHP afirma: “Si a los 24 meses un niño no forma frases de dos palabras o no usa al menos 50 términos, puede ser señal de alerta”

Speech therapist teaches the girl to say the letter

Uno de cada diez niños menores de tres años en Andalucía presenta retrasos en el habla. La falta de estimulación, problemas auditivos o trastornos del neurodesarrollo son algunos de los factores que pueden influir en este retraso, lo que ha provocado un aumento en las consultas de pediatría y logopedia en los últimos años. Esta realidad preocupa a muchas familias que se preguntan si el desarrollo del lenguaje de sus hijos avanza al ritmo adecuado.

Ante esta situación, desde Grupo IHP, Delia Millán, psicóloga de Atención Temprana, insiste en la importancia de una detección precoz. “Cuanto antes se identifiquen los signos de alerta, mayores serán las posibilidades de intervención efectiva”. En Andalucía, los centros de atención primaria ya están incorporando protocolos de cribado del lenguaje en las revisiones del niño sano, lo que permite orientar a las familias y derivar a los niños que lo necesiten a valoración logopédica o neurológica.

Cómo empieza el desarrollo del lenguaje

Desde sus primeros meses de vida, los bebés exploran el mundo a través de la mirada, los sonidos y la interacción con sus cuidadores. Antes de pronunciar sus primeras palabras, desarrollan habilidades esenciales que sientan las bases del lenguaje. Mantener contacto visual, señalar objetos o imitar gestos son pequeños hitos que indican un progreso adecuado.

«Cuando estas habilidades no aparecen a tiempo, el niño puede encontrar dificultades no solo en el habla, sino también en su relación con los demás. La comunicación no es solo cuestión de palabras, sino de comprender, compartir y responder a los estímulos del entorno», explica la Dra. Millán.

Por ello, los expertos recomiendan estimular estos aspectos desde los seis meses con juegos, contacto visual y palabras sencillas. «Antes de hablar, el niño necesita aprender a interactuar con su entorno», señalan desde Atención Temprana del grupo.

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¿Cuándo preocuparse por un retraso en el habla?

El desarrollo del lenguaje no es igual en todos los niños, pero existen señales que pueden indicar la necesidad de una valoración profesional. Si a los doce meses el bebé no responde a su nombre ni balbucea con intención comunicativa, si a los dieciocho meses no señala objetos ni utiliza gestos para hacerse entender, o si a los dos años no forma frases de dos palabras y apenas utiliza unas pocas decenas de términos, es recomendable acudir a un especialista.

Los expertos subrayan que una intervención temprana puede marcar la diferencia, ya que detectar posibles dificultades en las primeras etapas del desarrollo evita problemas mayores en el futuro. «Detectar a tiempo estos factores es clave para diseñar una intervención adecuada y evitar futuras dificultades en la comunicación», afirman desde Grupo IHP.

El papel clave de las familias

El entorno familiar desempeña un papel fundamental en el desarrollo del lenguaje. Hablar al bebé, responder a sus balbuceos y jugar con él refuerza su capacidad comunicativa y su desarrollo emocional.»Los niños aprenden a hablar escuchando e interactuando. Un entorno rico en palabras y afecto marca la diferencia», destaca la Dra. Delia Millán.

Sin embargo, la detección tardía sigue siendo un problema. En Andalucía, la edad promedio de diagnóstico de dificultades del desarrollo es de diez años, cuando lo ideal sería hacerlo antes de los seis o siete. Actualmente, más de 16.600 niños con dificultades del desarrollo están escolarizados en enseñanzas no universitarias en la comunidad.

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