José María Román destaca que “Santi Laz tiene una manera distinta de ver los plenos, la agenda y todas las vicisitudes por las que pasa un gobierno, plasmándolo con creatividad en sus caricaturas, con arte, con una mano muy hábil y una mente muy fina”
El alcalde de la ciudad, José María Román, ha inaugurado en el Museo de Chiclana la nueva exposición ‘Democaricatura’, que estará abierta al público hasta el 27 de marzo y que está compuesta por obras de Santi Laz. Un acto en el que también han estado presentes la delegada municipal de Cultura, Susana Rivas; el autor, Santi Laz; el director del Museo, Jesús Romero, así como amigos y familiares del artista.
Reunir parte de esta obra no ha sido tarea fácil, pero ya decía Shakespeare que el amor logra conseguir aquello que osa intentar. Y es que, ciertamente, el cariño a Laz y a sus dibujos han hecho posible el milagro: decenas y decenas de dibujos hallados que ahora, por primera vez reunidos, cobran otra dimensión en esta perspectiva de conjunto que el Museo de Chiclana ofrece. Por esto, es obligado el reconocimiento a varias personas que, conservando con mimo estas piezas durante años, la han puesto temporalmente en manos del Museo o han permitido reproducirlas: José María Barberá, Tomás Gutiérrez, Esteban Laz Aragón, Mercedes González Moreno, Esperanza Laz Mainé, Antonio Ortiz y José Luis López Peña.
Durante la inauguración, José María Román ha señalado que “esta exposición es fruto del cariño. No era sencillo lo que Santi hacía, porque fue secretario de dos alcaldes en tiempos de política fuerte, las herramientas eran mínimas, existían la voluntad y el cariño, pero la controversia política siempre estaba latente. Lo más interesante es cómo una persona que está en un puesto esencial en una corporación, tiene una manera distinta de ver los plenos, la agenda y todas las vicisitudes por las que pasa un gobierno municipal, plasmándolo con creatividad en sus caricaturas, con mucho arte, con una mano muy hábil y una mente muy fina”.
Además, también ha agradecido la presencia de los miembros de aquella corporación municipal, así como a todos los presentes, destacando que “en esta muestra hay otra mirada sobre la política, que es importante, porque permite ver y ponerle perspectiva a las cosas, que es necesario para la política, así como darle tiempo al tiempo y marcar las agendas para que los procesos vayan madurando. En esa tarea, Santi tuvo especial habilidad para que no se produjeran situaciones de tumulto, en tiempos en los que el diálogo era fundamental y era vital avanzar desde el consenso”.
Por su parte, Santi Laz ha agradecido el apoyo “del alcalde para que esta exposición sea una realidad, así como a la delegada de Cultura y al director del Museo, a Paco Abad, a Mercedes González y a mi hijo. Todo esto son trazos que yo hacía por divertirme y a los que no le daba ninguna importancia ni valor. Además, no soy propietario de ninguno de los dibujos que están expuestos, todos se dispersaron y agradezco a todas las personas que los han cedido para que la exposición sea posible”.
Susana Rivas ha destacado que “se trata de una exposición especial y por ello estamos muy felices de poder contar con esta muestra en el Museo, porque recoge la obra de Santi Laz, que se encontraba dispersa y gracias a la generosidad de las personas que las tienen ha sido posible exponerlas al público. Es una exposición única, porque recoge diferentes vivencias y muchos protagonistas que han tenido el placer de estar presentes en su obra”.
Santi Laz y su obra
Autodidacta, exigente y sobre hombros de gigantes, Santiago Laz dibuja sobre el magisterio horizonte de los grandes como Moebius, Serafín, Summer o Mingote, y bajo la influencia de los dibujantes de TBO, aquella célebre publicación nacida en 1917 que vio su auge en la década de los 50 y 60 y que dio nombre a casi cualquier cosa con viñetas. Las historietas de TBO, que seguía con asiduidad, inspiraron sus primeros dibujos y, así, emulándolos, creció el arte de un niño al que bastaba una hoja en blanco y un lápiz.
Tomando muy en serio la obra de otros de manera proporcionalmente inversa a como percibía la suya propia, la obra dibujística de Santiago Laz se fue elaborando con constancia y en abundancia a lo largo de varios decenios durante los cuales se fue dispersando y, con frecuencia, perdiendo.
Decenas y decenas de dibujos, muchos de los cuales se presentan por primera vez al público. Muchos dibujos en los que se advierte su pasión por el arte, también a través de ellos se hace patente su pasión por los otros y su compromiso con los otros, especialmente con los más débiles.
Su entada en el PCE dio un giro a su incipiente trayectoria y, el joven dibujante se nos revela joven comprometido, comprometido dibujante. La dimensión política de su obra a lo largo de estos años resulta evidente. Ya no es sólo una mano que, cada vez con más pericia, dibuja; es también, más allá del ojo que ve, la mirada atenta y lúcida, el fundado criterio que señala, diagnostica y propone.
El abandono de la política en sentido estricto no supondrá, por su parte, el abandono de la política en su más amplio sentido y el dibujante del gran relato se detiene, rehuyendo la tentación costumbrista, con igual perspicacia y solvencia en lo pequeño, en lo más inmediato. Las cosas de aquí y de ahora, las gentes de una en una y en colectividad de aquí mismo y de ahora mismo. Un entonces que hoy regresa para la reflexión. Memoria entrañable de un tiempo que nuevo que se desperezaba en promesas y proyectos. Ocasión también de examen.