Como agua de mayo en una sesión mediocre llega ‘La eternidad‘ de Antonio Martínez Ares. Si tardan un poco más estos Caronte podrían haber tenido trabajo.
En el primer pasodoble ponen al espectador en la situación de que Caronte te envía una carta dándote 24 horas de margen hasta que llegue la barca a recogerte. El segundo al intento de censura del gobierno a través de la Ley Mordaza.
El primer cuplé a los pianos que instalaron en Cádiz este verano. Aunque fue una buena iniciativa hubiera sido mejor para ellos poner contrabajos. En segundo a la dificultad de elegir el pregonero, en este caso Antonio (o Pedro).
Martínez Ares no le va a dar tregua a nadie. Es cierto que con el segundo pasodoble puede tildarse de efectista removiendo el patriotismo del público con una referencia a Cádiz como cuna de la libertad y de la Pepa, pero el primero es una obra de arte que además está hecha para este tipo. Sin duda mantienen todas sus opciones para revalidar el triunfo que ya obtuvieron el año pasado.