Descubre el origen de la inspiración detrás de esta novela y cómo el autor conecta la sabiduría judía con el éxito personal
«La buena estrella no está hecha para los vagos que esperan que la suerte venga de fuera»
¿Qué fue primero, el estudio sobre la religión judía o la expresión Mazal Tov lo que inspiró la creación de la novela?
El origen de este libro fue la pregunta de por qué la comunidad judía ha logrado prosperar en todas partes del mundo, desde el desierto a la vieja Europa, pasando por plazas tan difíciles como Nueva York. ¿Qué psicología del éxito les ha llevado a conseguir todo eso? ¿Cómo puede aplicarlo cualquier persona?
¿Cómo descubriste la herencia judía en tu familia?
Fue hacia los quince años que mi madre me contó que mi abuela, a quien no llegué a conocer, era de familia chueta, los judíos de Mallorca que se vieron obligados a convertirse al cristianismo. Por línea materna, por lo tanto, yo también soy judío, aunque no he sido educado en su religión y tradiciones.
Como filólogo que eres, el origen o raíz de las palabras es importante en tus novelas, ¿debemos ceñirnos a la significación de su raíz o entender que el simbolismo de las palabras también se transforma con el paso del tiempo?
Mazal significa “suerte”, de ahí la expresión Mazal Tov, que se traduce como “buena suerte”. En hebreo antiguo se traducía como destino y, si vamos más atrás, como “posición de una estrella”. Mazal, por lo tanto, hace referencia a la buena estrella, que para mí no está en el zodíaco del firmamento, sino dentro de cada persona. Todo el mundo tiene estrella, pero debe encenderla para alumbrar su vida y la de los demás. Mi libro trata sobre eso.
«Cuando te das cuenta de que tienes que crear tú aquello que te falta, entonces tienes el destino en tus manos»
¿Ha encontrado Francesc Miralles su estrella, el equilibrio entre las tres coordenadas: lugar, momento y acción oportunas?
Sí, como le sucede a Saúl, el protagonista de esta fábula, pasé del fracaso constante a desarrollar una intuición orientada al éxito. Eso me ha permitido publicar libros en casi 70 idiomas y entenderme con todo tipo de personas. Las claves que separan el Francesc de antes del de ahora son los hábitos y actitudes que explico en el libro.
En tu prólogo comentas que siempre escribes de aquello que conoces, de los lugares en los que has estado, ya que comentas que el escritor no puede transmitir la verdadera esencia de las cosas en la historia. ¿Cómo surgió Mazal, antes de visitar Brooklyn o Cracovia o después de haber estado allí?
La idea se fue fraguando a lo largo de los veinticinco años que llevo en el campo del desarrollo personal (primero como traductor, luego como editor y finalmente como escritor), pero la fábula la escribí entre Brooklyn y Cracovia, dos lugares en los que he estado muchas veces, residiendo en el primero pequeñas temporadas incluso.
¿Existe el Libro de la sabiduría que Saúl encuentra en su mesita de noche o es un compendio de cuentos que has creado tú mismo para la novela?
No existía pero ahora ya sí. Es un regalo, en forma de anexo, para los lectores de Mazal, para que tengan una colección de historias y proverbios de la sabiduría judía para la vida.
¿Estará Madame Kohan en una próxima novela? ¿Su misteriosa aura te deja con ganas de conocerla mejor?
Solo si hiciera una segunda parte de Mazal, cosa que ahora no tengo prevista. De momento, creo que aquí está todo lo que se necesita saber para encender la propia estrella.
¿Es el destino solo para valientes?
Sí, pero los miedos se pueden afrontar y superar. Lo que es seguro es que la buena estrella no está hecha para los vagos, que esperan que la suerte venga de fuera. Cuando te das cuenta de que tienes que crear tú aquello que te falta, entonces tienes el destino en tus manos.