Las obras, presupuestadas en 350.000 euros, mejoran el estado de un tramo de 1,7 kilómetros muy transitado por los senderistas
La Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda ha concluido las obras de reparación del camino de la salina Nuestra Señora de los Desamparados, en el Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de la Algaida. La delegada territorial de Fomento en Cádiz, Carmen Sánchez, ha visitado junto al director del parque, Manuel Campuzano, unos trabajos que han supuesto una mejora sustancial de una zona muy transitada, tanto a pie como en bicicleta, por los usuarios de este entorno natural que forma parte de la red de senderos.
Las obras han consistido básicamente en la reparación de un tramo de 1,7 kilómetros del camino en el término municipal de Puerto Real, así como de cinco compuertas de las salinas situadas en el recorrido y el apuntalamiento del puente de traviesas que forma parte del inicio del itinerario, sustituyendo los pilotes deteriorados por otros nuevos para frenar la degradación que presentaban por efecto de las mareas.
La intervención la ha ejecutado la empresa Tragsa, siguiendo el proyecto elaborado por el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Antonio Escuder Haba. La inversión para la mejora del entorno de paisaje salinero y de marisma ha alcanzado los 350.003 euros.
El Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de la Algaida, repartido entre los términos municipales de Puerto Real y El Puerto de Santa María, cuenta con una superficie aproximada de 1.000 hectáreas en pleno corazón del Parque Natural Bahía de Cádiz. Los Toruños es una pequeña península formada por el río Guadalete y la acción marina, cuyos elementos paisajísticos principales lo constituyen las marismas (unas de las mejores conservadas de la Bahía) y los arenales costeros y playas.
Se trata de una marisma prácticamente virgen sobre una flecha litoral drenada por innumerables y sinuosos caños mareales. La península cuenta, además, con la Playa de Levante y con un singular sistema dunar, que confirman la naturaleza virgen del ecosistema sobre el que se asienta.
Este espacio natural es de singular relevancia para el mantenimiento de sus hábitats y especies de interés y a sus valores ecológicos se suma el patrimonio cultural –material e inmaterial– dado por el aprovechamiento tradicional del territorio, que ha permitido la conservación de sus hábitats y el uso y disfrute de los espacios y paisajes que hoy conocemos.