Las obras del artista e ilustrador Enrique Ocha (El Puerto, 1891-1978), uno de los mejores ilustradores del siglo XX, se exponen estos días en su ciudad natal a través de la muestra ‘Un momento en la historia de la pintura’, que puede visitarse en el Hospitalito, una iniciativa que desde la fundación que lleva su nombre esperan que sirva para «poner en valor» su figura y para emplazar al Ayuntamiento a que le dedique una sala permanente en el museo municipal.
Esta sala permanente «estimularía el turismo y la actividad cultural» y serviría para «divulgar y que se conozca» en su propia ciudad el legado artístico de Enrique Ochoa, como ha expresado a Europa Press José Estévez, nieto del ilustrador, abogado, licenciado en Filología Hispánica por la UCM y comisario de varias exposiciones de Ochoa.
Estévez ha recordado que el artista legó antes de su muerte «gran parte» de la colección de obras que se encuentran depositadas en el Museo Municipal y que son «verdaderas joyas».
«Pensamos –desde la Fundación Enrique Ochoa– que es muy importante que el centro de El Puerto sea puesto en valor con uno de los mejores pintores que ha tenido esa tierra» y tenga ese «espacio permanente en el que mostrar su legado artístico» a su ciudad y a todo el que quiera saber más sobre su figura y la importancia que tuvo en el siglo XX.
«Sus méritos son enormes y desconocidos», ha asegurado José Estévez, quien ha desglosado buena parte del recorrido profesional de su abuelo, que falleció a los 87 años al caerse de un andamio cuando preparaba un lienzo de grandes dimensiones en su estudio-taller de Palma de Mallorca.
Antes de eso, Enrique Ochoa fue profesor de modelado de la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia en El Puerto durante 1910 y en 1914 se trasladó a Madrid, donde tuvo lugar su primera exposición individual en el salón de turismo hispanoamericano. Allí convivió con los grandes intelectuales del momento, como Valle Inclán, Federico García Lorca o Andrés Segovia, entre otros, y absorbió ese mundo literario y modernista en sus obras.
«Estamos hablando de uno de los grandes pintores de la época, un pintor clásico en sus orígenes, de retratos, que luego se transformó, se anticipó a su época y pintó abstracción a finales de los años 30», como ha manifestado José Estévez.
Los críticos de entonces y la prensa le apodaron «el pintor de las mujeres», ya que dedicó parte de su vida a retratar a mujeres de la época, imágenes femeninas que evolucionan desde el realismo a las vanguardias y la abstracción. Pero en su vida sería mucho más, ya que fue uno de los más destacados ilustradores del siglo XX, lo que le permitió colaborar en las mejores revistas de su época y contar en su haber con más de 300 títulos, incluidos los 22 volúmenes que ilustró para Rubén Darío, representante del modernismo literario en lengua española y uno de los poetas más importantes en habla hispana. Y es que con más de 2.000 ilustraciones publicadas en libros y revistas, contribuyó a configurar la imagen de toda una generación de narradores en el primer cuarto del siglo XX.
Entre sus logros, Enrique Ochoa tiene el honor de haber recibido la más alta condecoración instituida por la República Francesa, como es el de Caballero de la Orden de las artes y las letras (Ordre des Arts et des Lettres).
Además, como ha detallado su nieto, en 1949 embarcó en Cádiz con destino a Buenos Aires para cumplir el encargo de entregarle a Eva Perón, esposa del presidente de la Argentina, un cuadro que la hermandad de la Macarena de Sevilla le había encomendado pintar. Se trataba de un tríptico de la Anunciación. Eva Perón quedó «tan complacida» que solicitó a Ochoa que pintase un cuadro de Nuestra Señora venerada Virgen de Luján, patrona de Buenos Aires, para regalársela a la hermandad de la Macarena.
El maestro se encargaría personalmente de transportar el cuadro consigo desde Argentina hasta Sevilla, una pieza que se expuso en la muestra homenaje a Ochoa que se celebró en el Museo Municipal de El Puerto de Santa María en el año 2010.
Hasta el próximo 3 de noviembre el Hospitalito acoge la exposición ‘Un momento en la historia de la pintura’, donde se muestran 33 cuadros del portuense Enrique Ochoa y una extensa obra gráfica, pertenecientes a la colección de José Estévez Ortega, que la ha cedido temporalmente para este momento.
La exposición reúne piezas de distintas técnicas, épocas y temáticas, con cuadros que abarcan retratos femeninos, escenas marineras, paisajes o motivos abstractos y surrealistas, en una panorámica que también incluye un retrato de Calderón de la Barca, una muestra «ecléctica» con la que adentrarse en el universo artístico de Ochoa, con especial interés en que su obra llegue y se conozca entre los escolares portuenses.
«La idea fundamental es ponerlo en valor, que no se olvide y que lo conozcan las nuevas generaciones y en los colegios», ha agregado José Estévez. Es por eso, que desde la Fundación Enrique Ochoa se ha incidido en la importancia que supone que el artista tenga esa sala permanente en el museo municipal.