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Carnaval

‘Albarracín, la aldea escondida’ presenta una comparsa de duendes con crítica social en el COAC 2025

La comparsa Albarracín, la aldea escondida debutó en las preliminares del COAC 2025 con una propuesta cargada de simbología y mensaje social. Procedentes de El Bosque (Cádiz), los integrantes de esta comparsa se presentaron como duendes protectores de la Sierra del Albarracín, defendiendo el medio ambiente, criticando el turismo desmedido y reflexionando sobre la soledad de los mayores. La dirección estuvo a cargo de Horacio Calvillo Melgar, quien también participó en la creación de la música junto a José Manuel Martínez Pérez.

La actuación comenzó con una atmósfera de fantasía y magia, donde los duendes simbolizaban la conexión con la naturaleza y las tradiciones de El Bosque. La voz de la «Madre Tierra» se escuchaba al inicio, transmitiendo un mensaje de alerta sobre el impacto del turismo y la explotación de recursos, aunque este mensaje se fue desdibujando a medida que avanzaba la actuación.

En los pasodobles, la comparsa presentó dos temas sociales. El primero, dedicado al turismo masivo, criticó la diferencia de trato entre turistas y locales, comparando el turismo de borrachera con la inmigración, aunque el mensaje no resultó completamente convincente. El segundo pasodoble, centrado en la soledad de los mayores y el abandono en residencias, mostró una reflexión emotiva, pero el giro final no logró generar el impacto esperado.

Los cuplés, con referencias metacarnavaleras y personajes como el penitente del Ecce-Homo, ofrecieron chistes ligeros, aunque el humor resultó algo flojo y predecible. Sin embargo, el estribillo final conectó con el público de manera emotiva.

El popurrí cerró la actuación con un homenaje a Cádiz, usando luces y sombras para crear un ambiente mágico y afectuoso. La comparsa despidió su intervención con una emotiva declaración de amor a la ciudad, destacando su cariño hacia el Carnaval gaditano.

Aunque la comparsa Albarracín, la aldea escondida destacó por su originalidad y su carga emotiva en los pasodobles, la ejecución de algunos mensajes se vio opacada por una falta de desarrollo en los giros narrativos. Además, el humor flojo de los cuplés restó fuerza a la propuesta, que, a pesar de su buena intención, no logró redondear el mensaje y se quedó a medio camino. Sin embargo, su conexión con el público fue evidente y el estilo poético y simbólico de la actuación dejó una sensación positiva en general.

















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