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Daniel Téllez impulsa en Cádiz un proyecto con sello propio: aceite de oliva, oleoturismo y almazara móvil

El proyecto Legado Andaluz, impulsado por el gaditano Daniel Téllez, se sostiene en tres pilares fundamentales: la venta de aceite de oliva virgen extra de alta calidad –con sabores dulces característicos de la zona–, el oleoturismo como vía para difundir la cultura del olivar y una almazara portátil diseñada para garantizar las mejores prácticas y obtener un producto de excelencia.

«Desde pequeño, el campo fue un espacio compartido con mi padre y mi abuela. Desayunábamos pan con aceite y azúcar; mi abuela decía que ese era el desayuno de los pobres, y ahora, fíjate, es casi un lujo», recuerda con una sonrisa en una entrevista concedida a Europa Press.

Esa experiencia, junto al amor por su tierra, fue germinando poco a poco en un proyecto que une tradición e innovación, hasta el punto de que su formación en informática, campo aparentemente alejado del sector primario, ha sabido aplicarlo con visión estratégica. «Automatizar procesos ha sido clave», afirma.

Téllez comenzó a involucrarse directamente en el cultivo en 2016, cuando adquirió terrenos colindantes a los de su familia. Empezó haciendo ensayos con distintas variedades, hasta que en 2019 se trasladó a Jaén para estudiar un máster en olivicultura. «Aquello fue un boom. Ahí decidí que quería producir aceite de oliva virgen extra gourmet de máxima calidad, pero desde Cádiz», señala.

EL ENTORNO: «UN OCÉANO AZUL»

Una de las claves diferenciales de su producto está en el entorno. «Una misma variedad plantada en Jaén, Málaga o Cádiz da aceites distintos. Aquí, el clima realza los sabores dulces», explica. Así han desarrollado gamas «con cuerpo, picantitas pero dulces a la vez. No es el amargor típico que uno espera, sino un aceite que pruebas y dices: guau».

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Incluso ha habido momentos de sorpresa científica. «Hasta el CSIC se interesó por una variedad que hemos conseguido cultivar aquí y que se creía imposible en esta zona. En septiembre lanzaremos ese aceite como una pequeña bomba».

De esta manera, emprender en Cádiz ha sido, en sus palabras, como encontrar «un océano azul». «En Jaén sería muy difícil competir», ha reconocido. Este año, además, se presenta especialmente prometedor. «Los olivos vienen cargadísimos. Si el clima se mantiene, será una gran cosecha», augura.

OLEOTURISMO: RESCATAR HISTORIA Y CULTURA DEL OLIVAR

Pero el proyecto va más allá de la producción. Legado Andaluz también busca rescatar la historia y cultura del olivar gaditano, una herencia en peligro de desaparecer. En este sentido, Téllez ha diseñado una propuesta de oleoturismo experiencial.

«Queremos organizar visitas en pequeños grupos, de diez o doce personas. Que recojan aceitunas, las lleven a una pequeña almazara, las muelan y se lleven su propio aceite. Luego hacemos una cata para explicar variedades y calidad», cuenta.

Más allá del turismo, hay una vocación educativa clara: «Hay que enseñar a la gente a reconocer un buen aceite. Muchas veces se compra el más barato del supermercado sin saber lo que hay detrás. Y no es que sea malo, pero no es lo mismo que un aceite cuidado desde el árbol hasta la botella».

ALMAZARA PORTÁTIL

Además, uno de los grandes hitos técnicos del proyecto es una almazara portátil, montada sobre un tráiler. «La adaptamos para que pudiera moverse, pero con unos estándares estrictos. Nada de moler en caliente ni aceitunas en sacos. Solo aceituna fresca, en caja, y con una trazabilidad clara. Si mezclas calidades, todo se pierde», explica.

Por ahora permanece en su finca, pero está preparada para ofrecer servicio a otras explotaciones que superen los 20.000 kilos de producción. Todo con cita previa y sistema de turnos. «Quiero que cada agricultor vea entrar sus aceitunas y salir su propio aceite. Aquí eso no es habitual, y hay que cambiarlo».

TECNOLOGÍA, CAMPO Y JUVENTUD

Téllez compagina su trabajo en informática con su vida rural: de lunes a viernes frente al ordenador; del viernes por la tarde al domingo, entre olivos. «El campo me da una paz que no cambio por nada. No es un trabajo, es una pasión. Me recarga».

Defiende que hacen falta más perfiles tecnológicos en el campo. «La digitalización va a ser parte del día a día. Desde ensayos hasta comercialización, todo puede mejorar», señala para añadir que, aunque el reto de emprender siendo joven no ha sido un camino fácil, hacen falta perfiles como el suyo.

«He sentido más resistencia por ser joven que por usar tecnología. Nadie te escucha al principio, pero ahora muchos agricultores me preguntan: ‘¿Cuándo recojo? ¿Qué variedad me recomiendas?’. Es bonito que confíen en ti», subraya.

Otro de los problemas que ha encontrado ha sido la burocracia y los trámites «interminables». «La burocracia es una losa. Pero poco a poco, lo vamos sorteando», ha valorado.

PRODUCTO LOCAL, ORGULLO ANDALUZ

Téllez es un firme defensor del producto andaluz y critica abiertamente algunos movimientos del mercado. «Exportamos lo mejor y nos quedamos con lo que no es tan bueno. Es una locura. Se paga más por una bolsa de plástico que por un kilo de naranjas al agricultor. Eso hay que cambiarlo», enfatiza.

Además, ha señalado que el campo atraviesa «un momento delicado». «No se puede crear más tierra. Y si seguimos urbanizando, instalando parques eólicos o controlando en exceso al pequeño productor, lo vamos a perder», advierte.

Por eso insiste en apoyar a quienes quieran emprender en lo rural: «Necesitamos agricultores jóvenes. Gente con ilusión, con ideas, que vea el campo como lo que es: un lugar lleno de futuro», concluye con un mensaje lleno de esperanza.

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