La obesidad es una de las principales epidemias del siglo XXI con más de un 20% de población adulta afectada en nuestro país, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Unos datos alarmantes para una enfermedad que tiene unas repercusiones muy graves en la calidad de vida de los afectados. Las dietas son el remedio que intentan la mayoría de las personas que quieren perder peso, pero, en ocasiones, el desconocimiento de unas pautas nutricionales sanas, el sedentarismo, las limitaciones en el movimiento, las dolencias como el hipotiroidismo, entre otras, complican aún más las posibilidades de mantener un peso adecuado.
Conscientes de esto, en HLA Jerez Puerta del Sur se ha puesto en marcha la nueva Unidad de Cirugía contra la Obesidad, un servicio multidisciplinar del que forman parte tanto cirujanos, como digestivos, endocrinólogos, psiquiatras, psicólogos y personal de enfermería; con avanzados métodos de cirugía bariátrica laparoscópica de reducción de estómago, técnicas derivativas, seguimiento y control integral pre y post operatorio.
“La unidad presta servicios al paciente desde que entra al hospital, y mediante una valoración conjunta de todos los profesionales que formamos parte de ella, se toma una decisión y se le asiste tanto durante el diagnóstico, cirugía, hospitalización, como en un seguimiento posterior y controles ambulatorios por cirugía y endocrinología” declara Rafael Gómez Becerril, cirujano de esta nueva unidad de HLA Jerez Puerta del Sur.
A pesar de ciertas creencias, las causas genéticas u hormonales no son los principales motivos de esta enfermedad. De hecho, la obesidad que se sufre en Europa y Estados Unidos es debido a un mal estilo de vida. Esta condición está causada en su mayoría por un aumento de ingesta calórica o la falta de ejercicio físico. Tal como aclara Laura Larrán, endocrinóloga del hospital, “está claro que el estilo de vida es el principal determinante en la obesidad mórbida, aunque en cada paciente cada factor tiene un impacto diferente. Es decir, habrá unos con una gran carga genética y otros que pueden tener problemas a nivel hormonal, mientras que habrá otros individuos en los que la obesidad se debe únicamente a la carga genética y estilo de vida”.
Además, hay que destacar que, en la actualidad, hay un aumento considerable de la obesidad mórbida, que conlleva enfermedades posteriores a largo plazo de tipo cardiaco y osteoarticular. Asimismo, provoca patologías como la diabetes, hipertensión, problemas respiratorios y una reducción de esperanza de vida. “Es alarmante porque cada vez hay más pacientes jóvenes que sufren antes de tiempo estas patologías. Por tanto, con la cirugía y el control endocrinológico que ofrecemos en nuestra unidad pretendemos reducir el riesgo de padecerlas”, especifica el cirujano del centro jerezano.
¿Qué tipo de paciente es el que puede tratarse?
El perfil tipo del paciente objetivo tiene un IMC mayor de 40 kilos por metro cuadrado, aunque tal como aclara el profesional, hay algunos casos de jóvenes con índice mayor a 30 pero con patologías asociadas que no se corresponden con la edad.
“Antes de operar a cualquier paciente hay una serie de criterios que se deben cumplir, como la valoración del endocrinólogo, sobre todo para corroborar que el fracaso es real con otros métodos previos para la pérdida de peso. Además, estos serán los encargados de elaborar una dieta adecuada para poder someterse a la intervención. También se tiene en cuenta la valoración psiquiátrica, debido a que hay técnicas quirúrgicas, que para personas inestables puede que no sean apropiadas y compliquen el proceso post operatorio”, específica el profesional.
El tiempo medio desde la primera consulta hasta las revisiones posteriores es de aproximadamente un año, aunque si el endocrinólogo así lo estipula, se puede extender el seguimiento posterior durante más tiempo, para garantizar el éxito del tratamiento.
La nueva Unidad de Cirugía contra la Obesidad ha realizado cuatro intervenciones, todas con éxito, entre las que se encuentra una a un paciente supermórbido con un IMC de 70, y otra a una paciente con anillo gástrico colocado en EE. UU, que se deslizó hacía el esófago impidiéndole comer. El método elegido para afrontar esta situación fue quitarle el anillo y someterle a una gastrectomía y reconstrucción en Y de Roux, llevada a cabo por los cirujanos del servicio Rafael Gómez Becerril y Antonio Díaz Godoy, que implica la creación de una bolsa estomacal a partir de una pequeña porción del estómago y su unión directamente al intestino delgado.