La investigadora Juan de la Cierva, Araceli Rodríguez, participa en este trabajo que demuestra que estos crustáceos huyen de componentes de factores de protección de rayos ultravioleta a entornos más limpios
Un grupo de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Cádiz ha analizado los efectos adversos de tres tipos diferentes de cremas solares en los camarones. En función de las concentraciones en el agua, el formato y el factor de protección del producto, provoca distintas reacciones: reducción de la movilidad del camarón, la muerte o una reacción de escape. Ésta última afecta a la vida marina de su entorno original, dado que la migración de estos crustáceos produce cambios en el ecosistema.
En los experimentos convencionales se explora el grado de toxicidad de determinados compuestos químicos en los que se comprueba, por ejemplo, la cantidad de producto necesario para provocar la muerte. Sin embargo, los expertos del grupo Ecotoxicología, Ecofisiología y Biodiversidad de Sistemas Acuáticos abordan otros efectos negativos que tienen los protectores solares en el entorno de los camarones como la falta de movilidad o su capacidad de evasión. “La acción de huir parece poco relevante, pero tiene consecuencias ecológicas importantes porque provoca un desequilibrio en las comunidades que componen el ecosistema”, explica el investigador del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), Antonio Tovar. Al marcharse hacia otras zonas se produce, por un lado, una pérdida de biodiversidad en el entorno en el que vivían originalmente y, por otro lado, un desequilibrio en el ecosistema de destino.
Los investigadores señalan tres reacciones cuando se produce un contacto entre las cremas solares y los camarones. Éstas varían en intensidad dependiendo de la cantidad de producto, el formato (spray, loción o crema) y el factor de protección. Los expertos afirman que la mortalidad de los camarones casi siempre está asociada a una alta concentración de protectores solares en las zonas donde habitan, especialmente cuando se elaboran en formato spray. Este producto tiene una mayor capacidad para disolverse en el agua y, por tanto, los crustáceos lo asimilan con más facilidad.
También demuestran que cuando la crema se diluye de forma homogénea en el mar, la movilidad de los camarones se ve afectada. Dado que las concentraciones de producto no son tan altas, los crustáceos entran en un estado letárgico que puede desencadenar, por un lado, la muerte al verse incapaces de escapar o, por otro lado, una reacción de escape cuando recuperan la capacidad de desplazarse.
Por último, los expertos comentan que el efecto de huida se produce cuando los camarones detectan el elemento tóxico en el agua en dosis moderadas. Esta reacción supone un riesgo para el ecosistema, puesto que la ausencia de estos crustáceos puede afectar a otras especies con la que interactúan y el propio entorno.
Reacción de escape
En este estudio, titulado ‘Repellency and mortality effects of sunscreens on the shrimp Palaemon varians: Toxicity dependent of exposure method‘ y publicado en Chemosphere, el equipo de investigación utiliza protectores solares de uso frecuente en Europa en vez de simular sus componentes, tal y como hacen otros estudios. “Queríamos reproducir los efectos que tienen las cremas cuando se diluyen en el agua de forma natural”, comenta el investigador del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC) Cristiano Araújo.
Para evaluar los efectos de los contaminantes en los camarones, desarrollaron a lo largo del año que duró el estudio un nuevo sistema denominado HeMHAS (Heterogeneous Multi-Habitat Assay System) que consiste en una serie de cubículos conectados entre sí. En todos ellos, se simula el entorno natural de los crustáceos. “Cada compartimento proporciona un escenario de exposición. Seleccionamos algunos cubículos y suministramos el contaminante, luego observamos cómo reaccionan los camarones y de qué entornos huyen”, explica el investigador del CSIC. Con esta metodología, el equipo de investigación constató que los animales huían del cubículo contaminado a otro con un entorno más favorable cuando percibían la presencia del producto en dosis poco concentradas.
Los científicos utilizaron varillas de plástico con muestras de tres tipos de cremas, de distinto factor de protección solar y en tres formatos: loción, que es un producto con base de agua y aceite que contiene alcohol. También utilizaron gel, elaborado con agua y de textura más ligera. Por último, aplicaron spray, realizado con base agua y de muy fácil absorción. De este modo, simularon cómo estos productos se disuelven en el agua desde la piel humana. Con esta metodología, comprobaron que el protector solar más nocivo es el spray, puesto que los camarones lo asimilan en su organismo con mayor facilidad. “La presencia de contaminantes en el agua les obliga a huir y seleccionar nuevos hábitats, afectando así a otras especies y al ecosistema en el que solían vivir”, comenta la investigadora Juan de la Cierva de la Universidad de Cádiz, Araceli Rodríguez.
Esta investigación ha sido financiada con el Programa Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional de Andalucía (FEDER) 2014-2020, concedido por la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía. Además, ha recibido la ayuda para contratos Ramón y Cajal (2018) por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la ayuda para contratos Juan de la Cierva Incorporación (2018).